viernes, 31 de diciembre de 2021

LA ESPERANZA APENAS EMPIEZA.

Hoy 2 de enero del 2022, siendo domingo, día que le corresponde consecutivamente la publicación semanal de mis columnas de opinión; curiosamente, hace 55 años este provinciano nació.

Y como es una tradición-tragedia legendaria en los pueblos donde las oportunidades laborales escasean, el emigrar a las ciudades capitales no es un capricho, sino una imperiosa necesidad para muchos.

No siendo yo la excepción, la capital del Atlántico, Barranquilla, sigue siendo mi segunda casa matriz, que a edad de mi adolescencia hasta un enero 4 del 2021, en Barranquilla, encontré oportunidad laboral formal ininterrumpidamente.

Hoy aún por encontrar nuevas oportunidades, por cierta comodidad que siguen brindando las capitales en comparación con nuestros pueblos, y por gratitud de la vida, sigo radicado en la resplandeciente capital caribeña.

Porque desde esa época de mi infancia desplazándome físicamente cada fin de semana para trabajar en la capital; ahora pese a la vanguardia de la modernidad, la única oferta laboral para los bachilleres provincianos de hoy, es el creciente, inclemente e informal mototaxismo.

Aunque hoy estos pueblos del Departamento del Atlántico están siendo visitados y acreditados para invertir por el comercio vanguardista de las grandes marcas de tiendas comerciales, aun así, siguen siendo pueblos grandes que crecen en su masa habitacional por nativos y extraños, pero con limitadas oportunidades laborales que son insuficientes y poco dignas para unos quedarse, y otros regresar.

Y yo que me he dedicado -sin ninguna remuneración- en estas dos últimas décadas a la observancia, estudio y redacción de la vida social y política de la Región y la Nación, antes que dedicarme a buscar una mayor formación académica para un mejor progreso económico para mi familia.

A esposa e hijos, les pido disculpas por la desatención a su bienestar económico-social, por dedicarme en alma y corazón a la publicación pública de mi fe, combinando y proclamando un social-evangelio.

Y ha sido mi tarea inaplazable en todo este tiempo, como si yo quisiera, primeramente, obtener la salvación ética y moral para la política colombiana antes que cualquier otro deseo familiar.

Disculpas públicas familiar pido, porque cuando dije en la columna anterior; de que el que espera lo mucho, espera lo poco; y en vez de desear un digno bienestar y progreso para ellos por el trabajo de mi fe, antepuse mi deseo principal para salvar la democracia del lastre del clientelismo.

Isaías 9:1 El pueblo que caminaba en la noche divisó una luz grande; habitaban el oscuro país de la muerte, pero fueron iluminados.

Bueno, lo común fuese que yo como ciudadano y activista social político; estuviese militando activa y laboralmente en un partido político de esos que manejan la burocracia del Estado colombiano, y de haber sido así, de mi familia, yo fuese su orgullo.

Más como columnista de opinión que soy, por recomendación política, yo estuviera mojando prensa a nivel regional o nacional. Y ni lo uno, ni lo otro se ha cumplido para mí, en consecuencia, en la obviedad, tampoco mi familia ha gozado de las mieles burocráticas por NO hacer política tradicional y partidista en esta demeritada democracia colombiana.

He regresado con tiempos intermedios al mismo lugar donde un 2 de enero mi madre pujó a esta criatura, ahora, a seguir al frente de un pequeño negocio tradicional y familiar como gerente.

Vuelvo al mismo lugar donde ahora redacto mis crónicas -aún sin remuneración-, más ahora creo firme y sagradamente, que este parto, tendrá su gloria inconmensurable; como si fuese yo, un admirable consejero.

Isaías 9:6 El imperio crece con él y la prosperidad no tendrá límites, para el trono de David y para su reino: (...).

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario