Como mi nombre bautismal es el mismo de mi progenitor terrenal, entonces para distinguir el llamado a mi persona, el diminutivo era, y es, como una forma de distinguir el Hijo del Padre, y además, que mi estatura corporal hacía, y hace alarde al diminutivo de, Julito. Por ende, así mis más cercanos familiares, amigos y demás, así cariñosamente me llaman, me dicen: Julito.
Pero en esa mezcla citadina y provincial
que caracteriza al costeño, que en su idiosincrasia utilizamos adjetivos para
nombrar o señalar algo, y dicho lo anterior, hay de otros cercanos amigos quienes me han
llamado; “viejo Julio”. Siendo yo el Hijo y, no el Padre. Pero yo, acostumbrado
al parafraseo en el llamado del Evangelio; El Padre está en el Hijo, y viceversa,
según; Juan 14:10.
Y ya sobre acontecimientos
internacionales este 20 de enero, 2021, que de alguna manera en algo nos
involucra cuando se quiere mantener un liderazgo con relaciones de pacificación
mundial, y en una red social, la directora del @elheraldo, así escribió: Fin de
la pesadilla, llega el tiempo de la decencia: Biden-Harris. Arranca la nueva
era. Investidura bajo tensión.
Luego entrando en materia de lo
acontecido en la escabrosa actualidad que ha traído este coronavirus; algunos
se indignan porque la vacuna contra la covid-19, pese a estar siendo
distribuida y aplicada en muchas partes del mundo, acá debemos esperar unos
meses más. Pero desde que yo tengo conocimiento de causa, en Colombia siempre hemos
estado en la cola de la civilización.
Y para corroborar les comparto
esta nota periodista local, dolorosa y arcaica: @ErikaFontalvo: “En las
tinieblas todos nos conocemos por el modo de caminar, por las pisadas y por el
timbre de la voz”. ¡Así transcurren las noches en este corregimiento de
Remolino, Magdalena, la Colombia olvidada! Martinete, un pueblo que ha vivido
120 años sin luz.
Cualquier analogía entre la
tardía vacuna, primeramente, para llegar y ser aplicada a las capitales y
ciudades de la desigual y retrógrada Colombia, versus, la incivilizada
oscuridad perpetua a falta del fluido eléctrico de este pueblo costeño. ¡No más
es pura y mera coincidencia!
Recuerden el párrafo, ustedes
quienes lograron leer mi artículo anterior, que si creyeren o lograsen oír que este
país tiene salvación-sanación, pero no proveniente de la discursiva, manoseada
y politizada justicia social, y si llegase ser cierto, entonces, que sus
primeros pilotos hechos sean provenientes de estos pueblos provincianos
olvidados por la élite gobiernista.
También sabemos de mutuo
conocimiento que muchos idealistas y profesionales salieron de sus provincias a
las grandes capitales, a unos se les ha sido insuficiente su gestión de cara a
la provincia. Otros se han quedado en el confort civilizado de las mismas.
Más vendrán otros que se han de
quedar en la lucha perenne de los pueblos, a ustedes mis copartidarios de la descendencia de Abraham, pero también le serán criticados que ningún profeta es admirado en
su tierra.
Pero a ustedes cuando sean
visitados, sabrán decirles que ya no son profetas o mensajeros, sino hacedores
de las Buenas Nuevas del Evangelio. Un mandato que los hará quedarse en la
defensa de esta Provincia profunda y olvidada.
@PapaFrancisco: Deseo dedicar el
Mensaje de este año para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales a la
llamada a “ir y ver” (Juan 1,46): para poder relatar la verdad es necesario ir
a ver, escuchar a las personas, captar la realidad.
Porque el Señor me dijo así: Me
reposaré, y miraré desde mí morada; como sol claro después de la lluvia, y como
nube cargada de rocío en el calor de la siega. Isaías 18:4.