Para evitarnos la fatiga voy a acuñar una frase célebre de la psicología, que cuando algo termina, se dice que has cerrado un ciclo. Y este ciclo es mi terminación laboriosa que inició en un mediado diciembre del año 90, y acaba de culminar, este 4 de enero 2021.
Y recuerdo que para esos inicios,
yo desde el sector privado, me decía que gracias a la vida no dependía mi
continuidad laboral como pasaba, y pasa, en lo público; que la permanencia depende,
independientemente del comportamiento y el cumplimiento laborioso, porque lo público
pasa por un “peaje” burocrático, ya sea en especie, o cada periodo de elección popular,
al presentar los votos electorales acordados.
Porque, por el lado de lo público,
no se podía llegar a un cargo sobre la letra muerta de la meritocracia, y veía ese
aumento económico capitalista proveniente de los talentos humanos y del
profesionalismo que no podían ingresar a un cargo público, porque algunos,
siquiera lo intentaban, y otros, renunciaban cuando su ética no les permitía
estar bajo el yugo del cacique político.
Y es que, la legislación parlamentaria
se ha dedicado a buscar herramientas que “garanticen” que en el espectro
laborioso privado, a que no ingresen, bajo el esquema de la poligrafía, los “embusteros
y deshonestos”, los terroristas, los narcotraficantes, guerrilleros y, demás,
espurias laboriosas que vayan a afectar las ganancias económicas de lo privado;
porque, en lo público, lo cuidan ellos, con su “fidedigno” peaje burocrático.
Y pese a que estamos bajo el “amparo
y el socorro” constitucional de un Estado laico, pero en donde en las
elecciones a cargos populares no hay poligrafía pero se filtran los dineros
mafiosos de la narco-política, y en el Estado Social de Derecho, cunde la
miseria y el hambre de la muchedumbre, frente a una élite opulenta; y en la
libre expresión, en los medios más influyentes, entras y permaneces de acuerdo
al pensamiento que promulgues.
Pese a la normativa del
pragmatismo constitucional resistente a que otras formas extraordinarias entren
a sopesar las herramientas legislativas, que están solo supeditadas a las
reformas, revocatorias y referendos para “disque” buscar la transparencia y el
bien común.
Recordarles que al inicio de la
Iglesia primitiva, e intuyo que en la memoria de líderes religiosos sabrán que
fue la presencia del Espíritu Santo que, en boca de Pedro, se sentenció un
temor para que no prosperara la mentira y se plantara la pulcritud en los
recursos económicos de la Iglesia; Hechos 5: 1-11.
Pero la sociedad cívica cuestionará
hasta hoy ¿Por qué en la boca de la descendencia del discipulado de Pedro, y en
la nueva ola de los autonombrados apóstoles, esa fuerza omnisciente no los ha
tomado en cuenta?
¡Ellos que cuestionan, pero poco
o en nada le aportan al desvanecimiento de un Estado social laico, insuficiente
y corrupto!
Algunos vociferan que este
coronavirus, vino como la “voz del arrepentimiento que clama en el desierto”,
pero en la realidad este virus mortuorio, llamado: covid-19, es que se ha llevado al más allá, gente profesional,
experimentada, servicial, fraterna, leal, cercana y muy querida en esta
sociedad.
Y regreso al tema de la vocación y
la experticia laboral solo asentada y al servicio en lo privado por las causas clientelistas
para llegar a lo público, o sea, solo pasando por el peaje enunciado o por ser
de su descendencia; de esa permanencia infinita, contra un cambio en lo futuro,
mi fe no lo discutirá con nadie.
Oseas 9:12 Y si llegaren a
grandes sus hijos, los quitaré de entre los hombres, porque ¡Ay de ellos
también, cuando de ellos me aparte!
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