Sobre la polémica nacional del
aborto, voy a entrar a “exagerar” haciendo una comparación contra la dirigencia
pública y política del país; y es que abiertamente hay una férrea defensa
sagrada verbal como sujetos pro vidas preservando toda fecundación maternal,
pero ya sobre lo social dualmente son pro muertes en corrupción a la hora de legislar
y administrar los recursos públicos, dirigidos específicamente para la niñez
del país.
Entendido de que la vida es
sagrada, y para nosotros los creyentes, solo Dios es amo y Señor desde la
gestación del vientre de la madre, hasta los últimos días de vida de nuestra
existencia.
No obstante, como sociedad a la
que se pertenece, en un Estado Social de Derechos, una criatura mal formada
desde su nacimiento, sus padres, van a necesitar para la crianza, más recursos
económicos que un niño sano físicamente.
Y si su fecundación maternal fue bajo
un hecho condenable de abuso sexual contra la madre, para tratar su trauma psicológico
desde su gestación y crecimiento del niño, el Estado debería garantizar y proveerle
todos los modos y medios posibles de adquisición de los recursos económicos suficientes
para que su trauma sea tratado con especialistas y la crianza sea más llevadera
hacia la dignidad.
Dicho lo anterior; de nada es
valioso apoyar a cierta dirigencia administrativa y política, que proclamándose
pro vidas defensores para una legislatura constitucional antiaborto sagrada del
Estado colombiano, empero, a la vez, son pro muertes a la hora de saquear el
erario -tesoro público- donde deben reposar y ser custodiados sagradamente la
inversión a la niñez, a los más desamparados, primeramente.
¡Y vaya ironía! Porque influyentes
sociales quienes abiertamente promueven el aborto, una de ellas, Claudia López,
alcaldesa de los bogotanos; hoy lidera una confiable aprobación ciudadana de su
mandato, y debe, como ella se proclama, una gobernante anticorrupción, velar
por los recursos públicos, precisamente, para la niñez de la capital.
¡Ahora! En temas de paradojas y de
encuestas de desaprobación ciudadana para los gobernantes, les traigo esta comparación
fehaciente, y de nada exagerada, de que lo que le cuestionamos a los demás,
para hallar una conveniencia a futuro, terminamos con consecuencias en las
mismas condiciones. Lo siguiente:
Algunos recordamos que, a la terminación
del mandato de Santos, su desaprobación fue de 72%, la más alta desde cuando
asumió la presidencia. Versus. Hoy la desaprobación del presidente Iván Duque
escala al 71 %: Gallup Poll. A un punto de igualarla. Duque contradictor acérrimo
de Santos.
Algunos analistas políticos bien podrán
poner las diferentes consecuencias del uno con el otro, pero a la postre, es la
misma ciudadanía quienes siguen en una desesperanza del mismo país gobernado
por ambos. Y socialmente, para la población más necesitada, sus gobiernos,
literal, son pro muertes.
¡Ahora! bíblicamente ¿Qué enseñanzas
contrarias hay? Si queremos tener gobernantes encuestados por solidaridad y
esperanzas-; pues acuérdense creyentes; 1 Samuel 24: David pudo eliminar a su
rey Saul, pero perdonó su vida, esperó su sagrado cuarto de hora y, gobernó con
pundonor, y de su descendencia lo sucedió su mismo hijo, el sabio Salomón.
Pero nuestra realidad es tozuda
de como vemos subir al trono a nuestros mandatarios, porque la misma metodología
de la democracia participativa está viciada y salpicada de criminalidad. Desde
la elección del primer y hasta el último presidente.
¡Mi pueblo está lleno de
hipócritas! Acuden al templo cada día y les encanta oír la lectura de mis
leyes, como si fueran a obedecerla, como si no menospreciaran los mandamientos
de su Dios. ¡Qué afán muestran porque se les enseñen leyes justas, y les
encanta estar cerca de mí! Isaías 58:2.