Grandeza versus vergüenza. Dilema
regional en la representación pública del género femenino local y actual, por
un lado, podemos mostrar el orgullo artístico de la barranquillera Shakira; donde
se dice que más de cien millones de espectadores en el mundo observaron su
destreza del baile en el concierto del Super Bowl 2020.
Y del mismo lado femenino es la
pena ajena que se siente del caso de Aida Merlano, otra costeña, que ya muchos
la han autoproclamado como la “cantautora” pero del delito del constreñimiento
al sufragante en la anterior contienda democrática para la elección del Senado
de la República de Colombia.
Y lo de Shakira tiene un
ingrediente adicional, es que en medio de su astronómica popularidad está
promoviendo nuevos talentos colombianos en el exterior, a una costeña y
profesora de champeta de nombre, Liz Dany. Como para aliviar un poco ese
estigma de las malas representaciones que brotan de nuestra maltratada Región
Caribe.
A Aida Merlano, no es que al
caído caerle y démosle la espalda ante cualquier consideración humana que se le
debe expresar a una persona, sobre todo, cuando está en unas condiciones
lamentables por hechos que deberá responder a la justicia colombiana. Su caso,
debe considerarlo quienes, de alguna manera, también pretenden hallar reconocimiento
político bajo la sombra de la ilegalidad.
Y prosigo buscando los valores éticos
públicos que engrandecen al género femenino en el país; y me encuentro con la
figura de la alcaldesa actual de la Capital de la República, Claudia López, que
por su condición en su orientación sexual; un caso muy polémico y de división mística
religiosa versus la libre formación de la personalidad.
Pero sometidos a la constitución Política
en un Estado Social de Derechos y, bajo un lineamiento Bíblico: al César lo que
es del César, y en pleno ejercicio de la democracia participativa, los ciudadanos
bogotanos en su mayoría la eligieron, específicamente, para que les cuiden y les
responda públicamente y sean retribuidos con transparencia en la inversión social,
por cada peso que la ley les exige tributar en su Distrito Capital.
Y regreso a mirar el ámbito
social y político a esta Región Caribe; y tenemos a una Mujer, hoy gobernadora
del Departamento del Atlántico, con una preparación intelectual y experiencia en
la Administración Pública a la altura del cargo que hoy ostenta, y en la cual,
muchos atlanticenses de bajos recursos económicos, esperan que su
administración dé un salto cuántico en la inversión social para que logre
mitigar sus Necesidades Básicas Insatisfechas.
Y hago esta descripción de la gobernadora,
Elsa Noguera, pese a que en esas elecciones donde fue elegida, como pocas veces
en mi responsabilidad ciudadana y democrática, hice el uso de votar en blanco
y, ya habiendo reconocido su preparación como gobernante, mi excusa fue la
desconfianza ética de la política electoral de cierta clase política de la Región
y a nivel Nacional que la apoyaron.
Pero ya hoy elegida por mayorías ciudadanas
que certifican su gobierno; todas mis energías de fe van dirigidas a su
gobernabilidad, siendo obediente en: 1 Timoteo 2:2 Recomiendo que se ore por
los gobernantes y por todas las autoridades, para que podamos vivir en paz y
tranquilos, obedeciendo a Dios y llevándonos bien con los demás.
Y no podía dejar de mencionar en
esta humilde columna al género femenino, a aquellas mujeres que, sin ningún reconocimiento
público, sino desde lo secreto de sus actividades laborales profesionales y domésticas,
son guardianas de nuestro sagrado núcleo familiar.
Resta, hermanos, que oren por
nosotros, que la Palabra del Señor corra y sea hecha ilustre, así como entre ustedes.
2 tesalonicenses 3:1.
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