Unos no creen, y uno más me ha cuestionado y vedado por revolver cosas en mi dualismo filosófico como cronista, pero ha sido una constante y es mi esencia de mirar atrás para ver la vida-obediente y equiparar algunas obras majestuosas de mis ancestrales de la fe.
Gestas comunes públicas que se
pueden ejercer ahora. Pero obvio. Desligándose
de las costumbres, consecuencias y reacciones de cómo sucedieron las cosas en
el pasado. Porque ahora pertenecemos a una generación democrática con deberes y
derechos a elegir y ser elegidos.
Marcos 9:1 Les aseguro que
algunos de los aquí presentes no sufrirán la muerte sin antes haber visto el
reino de Dios llegar con poder.
Y apoyado por este Poder de la Vida,
aterrizo en el actual sonajero político y su contubernio electoral donde muchos
le echan mano sucia para ganar escaños en lo legislativo, tanto como en el
ejecutivo para posar la franja presidencial y entrar a su historia.
Yo, en mis pensamientos me debato
con un enigma y un dilema espiritual con el futuro de nuestra Nación; porque
hace 22 años atrás, no le veía ninguna esperanza promisoria a causa de la
manera “paria” como ha sido -y es- gobernada Colombia, pero desde entonces
sostengo un presentimiento alegórico de fe porque es posible que cambien muchas
cosas.
¿Cambio? ¡Cómo! Porque la
descripción conjunta de la palabra paria de la cual algunas veces nos tildan de
ser como Nación; contrariamente esta definición despectiva y marginal nos debe
indignar y despertar conjuntamente a la vez, porque paria es: "una zona
inestable donde florece el vicio y la delincuencia y viven los parias de la ciudad".
Y para corroborar, os traigo esta
joyita: "#Polémica La mujer, llamada Alejandría, sustrajo el alimento
porque tenía hambre. Los policías que atendieron el caso no querían detenerla,
pero el tendero los amenazó con la Procuraduría" @BluRadio.
Desde hace 37 años que ejerzo
como demócrata el derecho a elegir según la Constitución Política, he oído en
cada campaña electoral la promesa de trabajar mancomunadamente por la
erradicación del hambre en todo el territorio del país, y hasta ahora, hay
hambre para exportar, si así se quiere.
Aun así, sigo ejerciendo mi
derecho como sufragante sin ver este 'milagro', pero yo analizo no solo el
candidato que promete cielo y tierra, sino que le hago seguimiento de quienes
lo acompañan para ver siquiera el inicio del 'milagrito' de su promesa ya como
gobernante; y es que así dicen: "dime con quién andas...".
Y la acepción de las personas, en
este caso de NO aceptar clientelistas en su campaña electoral, debe ser con el
fin de evitar un mal futuro, excepto, si se habla de la resurrección de Zaqueo;
de aquel que sin ningún proceso judicial les devolvió a sus contribuyentes lo
que les había robado: Lucas 19:8.
¡Entonces! Un gran milagro
tendría cierta campaña política donde su maestro candidato asegura que el apoyo
electoral recibido es por amor y salvamento de la paria, corrijo, de la patria.
Entretanto, desde aquellos 22
años, ya consolidada mi fe; socialmente NO considero una multiplicación de los
panes que sacien momentáneamente el comezón del hambre al oprobioso pueblo
colombiano; sino que un digno trabajador dijo: "enséñales mejor a pescar
antes de.... ".
Y en resumen, el gran milagro que
se requiere para liberar del secuestro de esta democracia en el terreno, NO es
más que la responsabilidad constitucional ciudadana impostergable de hacer
valer su derecho al sufragio con libertad y pulcro criterio.
Salmo 102:19 Que esto quede
escrito para las generaciones futuras, para que alaben al Señor los que aún han
de nacer.