sábado, 5 de febrero de 2022

SEGUNDAS OPORTUNIDADES DE VIDA.

"Hablar de Satanás y su obra no es nada fácil: muchos consideran que es tan solo un mito creado por el miedo y la ignorancia de los hombres, y piensan que quienes hablamos de él somos lunáticos o fanáticos: es cierto que hay quienes exageran y lo culpan de todo".

Tomé este trozo de prédica para ahondar un poco de este tema espiritual tenebroso queriendo yo hacer una radiografía ya en el terreno escabroso antisocial y criminal colombiano, pero NO voy a disertar ante mis lectores como si fuese yo, un doctor en teología; porque no lo soy.

Pero alguien muy avezado para no caer en la diatriba del miedo satánico o ser señalado de ignorante, como tampoco que lo consideraran lunático o fanático, dijo esto: "yo no creo en brujas, pero de que las hay, las hay". Pero mayor es la sentencia sobre la praxis existencial del mal satánico, léase en Judas 1:9 Que el Señor te reprenda, lo sentenció el Arcángel.

Pero NO tenemos ley contra satanás, y por ende, no debemos distraernos en la culpabilidad de quien no vemos. Tenemos una Constitución Política, regida por normas y leyes judiciales y civiles consagradas en una democracia participativa; y solo el cumplimiento o la transgresión a estas reglas de vida, a estas debemos concentrarnos para vivir o sobrevivir al filo del cuchillo, como lo es hoy en esta Nación.

Ahora en la actualidad se vive una fulgurante y convulsiva contienda electoral para elegir a la célula legislativa para un nuevo Congreso y la sucesión del mando ejecutivo en poder del actual y saliente presidente Duque.

Y me voy a referir a un caso personal y específico, como casi nunca lo he hecho, y en este caso puntual es al hasta ahora aspirante presidencial Alex Char, un candidato carismático que muchos conciudadanos costeños guardan sus afectos y esperanzas por la representación de la Región Caribe y anhelan verlo con la franja presidencial.

Este Char hoy en el ojo del huracán, no por sus pecados extramatrimoniales hechos públicos al ser denunciados por la hoy prófuga de la justicia colombiana y también costeña y excongresista, Aida Merlano, sino que su denuncia, de ser comprobada, agrede a la competencia democrática justa y transparente ante una supuesta transgresión electoral al patrocinar una campaña política siendo él un funcionario público en ejercicio. Algo NO novedoso para el resto de la crítica y la opinión del país.

Y si a esta declamación que no la considero discriminatoria por los hechos evidentes que cada cuanto de tiempo salen denuncias políticas electorales contra líderes de la Costa, pero si yo le añadiera, que el que esté libre de pecado, tire la primera piedra; pensarían los de otras regiones que he perdido mi objetividad como columnista independiente.

Pero sus hechos públicos y administrativos de un gran ejecutor de obras, se han empañado por unas prácticas electorales que históricamente desdicen de un talante ético que nunca se ha superado por las mañas del todo vale en la política colombiana; siendo nosotros, unos desvergonzados abanderados, lastimosamente como Región Costeña.

Manifiesto independientemente de que su carrera política electoral sigue o no, yo doy fe de que las segundas oportunidades de vida se nos han sido dadas, pero estas oportunidades no se compran o se enmiendan mediante el  poder económico, político o judicial que se tenga.

Siempre será más valioso dar un paso al costado si es necesario, por la resurrección ética de la democracia en Colombia, si así se quiere.

Porque los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección. Apocalipsis 20: 6.

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