En la manera más posible trato de hacer énfasis en las cosas que tienen apariencia de benévolas para el país y la construcción de una mejor sociedad colombiana, yo me esmero por optar por lo constructivo. Aunque no siempre es posible este deseo, sobre todo en esta comunidad resquebrajada por tantas injusticias y desigualdades sociales.
Connoto dos hechos de la semana en curso, uno: La sanción presidencial a la llamada ley histórica de la reparación de las Victimas de la violencia, a la cual hizo presencia el secretario de la ONU, y en la cual el presidente Santos manifestó que a partir de esta ley, el país se para a la orilla de las víctimas por el conflicto interno armado y sancionó frases con convicción como: No seremos los mismos después de este dolor. No seremos los mismos después de tanta sangre, después de tantas lágrimas, de tanto sufrimiento.
Connoto dos hechos de la semana en curso, uno: La sanción presidencial a la llamada ley histórica de la reparación de las Victimas de la violencia, a la cual hizo presencia el secretario de la ONU, y en la cual el presidente Santos manifestó que a partir de esta ley, el país se para a la orilla de las víctimas por el conflicto interno armado y sancionó frases con convicción como: No seremos los mismos después de este dolor. No seremos los mismos después de tanta sangre, después de tantas lágrimas, de tanto sufrimiento.
No seremos iguales después de recorrer -con el alma encogida por el pesar y el miedo- décadas de violencia entre hijos de una misma nación.
Y yo creo que cualquier ciudadano colombiano sin sesgo partidista, esperaría y desearía la materialización, no solamente ésta, sino todas las leyes que conduzcan a la inclusión social y a la protección de los Derechos fundamentales que emana nuestra constitución política. Es mi buen deseo. Y; la segunda: Sobre el panorama de la economía colombiana la cual muestran un grado de mejoría y que con esto se esperaría una calificación que favorecería la inversión extranjera y la llegada de flujos con destino a inversión de portafolios al país, ya que un ente internacional, la Fitch, otorgaría próximamente una calificación positiva por su andamiaje económico. Según expertos en la materia.
Y a mí que navego consultando y opinando entre lo Divino y lo Humano; también me consuelo en:
Y yo creo que cualquier ciudadano colombiano sin sesgo partidista, esperaría y desearía la materialización, no solamente ésta, sino todas las leyes que conduzcan a la inclusión social y a la protección de los Derechos fundamentales que emana nuestra constitución política. Es mi buen deseo. Y; la segunda: Sobre el panorama de la economía colombiana la cual muestran un grado de mejoría y que con esto se esperaría una calificación que favorecería la inversión extranjera y la llegada de flujos con destino a inversión de portafolios al país, ya que un ente internacional, la Fitch, otorgaría próximamente una calificación positiva por su andamiaje económico. Según expertos en la materia.
Y a mí que navego consultando y opinando entre lo Divino y lo Humano; también me consuelo en:
_Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley. Para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos_. Gálatas. Cap. 4, 4-5.
Como es de conocimiento público que no es sinónimo cuando se habla de que cuando se dice que el país va bien, a la gente también, mientras, el hambre sigue habitando en muchos hogares de la patria, el desempleo carcome las mentes de los menos defendidos de nuestra sociedad, y que la informalidad laboral deteriora cualquier sueño de prosperidad individual y comunitaria; pero, desesperaría aún más a cualquier ciudadano del común, y causáramos vergüenza e humillación gubernativa y ciudadana ante la comunidad internacional si el país no se moviera contra el lodo real de la corrupción, el terrorismo y el narcotráfico como un marco social de siempre.
Y termino con la motivación de esta ley de Victimas; Santos, quien en varias oportunidades ha dicho que solo por la aprobación de esta ley ha valido la pena ser Presidente, fue elogioso con las organizaciones de víctimas, con el Congreso y con los partidos políticos que la respaldaron.
Hago en mi deber ciudadano y constitucional el observamiento de la ley y las nobles intenciones del presidente Santos, a la lógica deliberación del Congreso de la República, para que las banderas que postulan la llamada Prosperidad Democrática logren enjugar las lágrimas y el derramamiento de sangre entre los mismos hijos del tricolor patrio colombiano.
Como es de conocimiento público que no es sinónimo cuando se habla de que cuando se dice que el país va bien, a la gente también, mientras, el hambre sigue habitando en muchos hogares de la patria, el desempleo carcome las mentes de los menos defendidos de nuestra sociedad, y que la informalidad laboral deteriora cualquier sueño de prosperidad individual y comunitaria; pero, desesperaría aún más a cualquier ciudadano del común, y causáramos vergüenza e humillación gubernativa y ciudadana ante la comunidad internacional si el país no se moviera contra el lodo real de la corrupción, el terrorismo y el narcotráfico como un marco social de siempre.
Y termino con la motivación de esta ley de Victimas; Santos, quien en varias oportunidades ha dicho que solo por la aprobación de esta ley ha valido la pena ser Presidente, fue elogioso con las organizaciones de víctimas, con el Congreso y con los partidos políticos que la respaldaron.
Hago en mi deber ciudadano y constitucional el observamiento de la ley y las nobles intenciones del presidente Santos, a la lógica deliberación del Congreso de la República, para que las banderas que postulan la llamada Prosperidad Democrática logren enjugar las lágrimas y el derramamiento de sangre entre los mismos hijos del tricolor patrio colombiano.
Sería lo más justo.
_Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, padre!_ Gálatas. Cap. 4, 6.
_Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, padre!_ Gálatas. Cap. 4, 6.
Saludo, Julio.