Escuchaba recientemente una predicación y el tema central era la felicidad que buscamos todos los seres humanos en variedades de esfuerzos y sin discriminación de estratos sociales, desde drogadictos, alcohólicos hasta los más altos dignatarios del conocimiento; pero, la gran diferencia son los diferentes caminos y herramientas escogidas para alcanzar tan anhelado placer. Ser feliz.
Esto respecto con la puja suscitada sobre la opinión y el estudio de expertos de la lucha antidrogas en el mundo. Ahora tres líderes y ex presidentes de gobiernos debaten sobre el fracaso de la lucha antinarcóticos durante los últimos 50 años y la regularización de la marihuana. En donde una nueva estrategia no será una tarea facilista y lo más probable es que se alimentaría una polémica cíclica, pero sin cambios sustanciales en el corto y hasta mediano plazo.
Esto respecto con la puja suscitada sobre la opinión y el estudio de expertos de la lucha antidrogas en el mundo. Ahora tres líderes y ex presidentes de gobiernos debaten sobre el fracaso de la lucha antinarcóticos durante los últimos 50 años y la regularización de la marihuana. En donde una nueva estrategia no será una tarea facilista y lo más probable es que se alimentaría una polémica cíclica, pero sin cambios sustanciales en el corto y hasta mediano plazo.
Y es que vienen sufriendo en plena piel social y económica tres países del continente americano como lo son Perú, México y Colombia que durante las últimas tres décadas los estragos por el tráfico de narcóticos le han traído consigo: corrupción, insuficiencia institucional, crudecimiento de la violencia y pérdida de valores y así sucesivamente el desgreño social de sus comunidades.
Pero no es un descubrimiento saber que desde el destierro de las primeras criaturas humanas habitadas en el paraíso -el Edén-, se confeccionó el mundo de la infelicidad humana el génesis de un conflicto social de nunca acabar –historial con épocas más críticas que otras- en generaciones tras generaciones en donde cada quien busca lo suyo, sin importar daños colaterales.
Pero no es un descubrimiento saber que desde el destierro de las primeras criaturas humanas habitadas en el paraíso -el Edén-, se confeccionó el mundo de la infelicidad humana el génesis de un conflicto social de nunca acabar –historial con épocas más críticas que otras- en generaciones tras generaciones en donde cada quien busca lo suyo, sin importar daños colaterales.
Aun así, existe y hay un paso posible para una metamorfosis entre el comportamiento del hombre animal al espiritual, que ha de terminar el uno y comenzar el otro hasta la cuarta generación.
Luego es una tarea de todos los sectores involucrados en la lucha perenne contra la drogadicción social en el mundo, para poder ,pese a todo, seguir manteniendo viva la convivencia, y es tarea de: gobiernos, líderes cívicos y espirituales, académicos y científicos que deberán abrirse a un adulto consenso para optar medidas que logren minimizar el acabose de una sociedad que se viene consumiendo en el cultivar sus propios placeres y negarse a entender que requiere cambios sustanciales para ser menos carnívoros en la búsqueda de una verdadera felicidad duradera, y para esto requiere ser más ambientalistas y espirituales; o al menos que se demuestre lo contrario. O seguir manteniendo la debacle que genera Ser solo carne y hueso y vana mentalidad, sin ser rentable social y económicamente hablando. El debate y las estrategias para desafiar y contrarrestar este comenzante y delirante tercer milenio, apenas empieza.
_Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente_ I Corintios. Cap. 2,14.
Sobre el espinoso tema de quienes optan por la legalización de este escollo en la comunidad; dos ex drogadictos colombianos manifiestan que: es un salto al vacío, mientras otro dice que es una medida pervertida. El gran milagro sería revertir el efecto nocivo que generan las drogas ilícitas del consumo narcótico y que desestabilizan el normal comportamiento del ser, a convertirlas científicamente en una solución curativa medicinal y racional para la estable salud del mismo ser humano. Consúltese a la ciencia, a la inteligencia humana, a la fertilidad de la tierra, y a Dios, por su puesto.
Luego es una tarea de todos los sectores involucrados en la lucha perenne contra la drogadicción social en el mundo, para poder ,pese a todo, seguir manteniendo viva la convivencia, y es tarea de: gobiernos, líderes cívicos y espirituales, académicos y científicos que deberán abrirse a un adulto consenso para optar medidas que logren minimizar el acabose de una sociedad que se viene consumiendo en el cultivar sus propios placeres y negarse a entender que requiere cambios sustanciales para ser menos carnívoros en la búsqueda de una verdadera felicidad duradera, y para esto requiere ser más ambientalistas y espirituales; o al menos que se demuestre lo contrario. O seguir manteniendo la debacle que genera Ser solo carne y hueso y vana mentalidad, sin ser rentable social y económicamente hablando. El debate y las estrategias para desafiar y contrarrestar este comenzante y delirante tercer milenio, apenas empieza.
_Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente_ I Corintios. Cap. 2,14.
Sobre el espinoso tema de quienes optan por la legalización de este escollo en la comunidad; dos ex drogadictos colombianos manifiestan que: es un salto al vacío, mientras otro dice que es una medida pervertida. El gran milagro sería revertir el efecto nocivo que generan las drogas ilícitas del consumo narcótico y que desestabilizan el normal comportamiento del ser, a convertirlas científicamente en una solución curativa medicinal y racional para la estable salud del mismo ser humano. Consúltese a la ciencia, a la inteligencia humana, a la fertilidad de la tierra, y a Dios, por su puesto.
_Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios_ I Corintios. Cap. 3, 9.
Saludo. Julio.
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