Confianza yo tendré. Mi armadura
cargaré. Si contra mí se levanta una guerra, yo venceré. Frases tomadas de estrofas
de una alabanza que su autor se inspiró del Salmo: 27, y que comparto para
estos tiempos sociales de adversidad.
Y considero que son susurros de
esperanza para esta diaria supervivencia. Y ahora más, que enfrentamos un
dualismo de prioridades sociales, que son: el cuidar la salud y, a la vez, el
ir reanudando gradualmente las actividades laborales para la reactivación de la
economía nacional.
Porque adicional de las
reglamentaciones ordinarias y científicas de la bioseguridad que debemos tomar
con responsabilidad dentro y fuera de casa, decretos que son códigos de
conductas de prevención no confiables del todo frente a la amenaza del contagio
al Covid-19; para entonces, acantonemos el cuerpo, y abrámonos a la fe.
Y a propósito de normas, es la
violación o infracción de la cuarentena obligatoria nacional que tiene en tela
de juicio a la alcaldesa mayor de Bogotá, son de esas conductas violatorias
reprochables de quienes tienen una responsabilidad mayor en los cargos públicos
y políticos del país.
Predican, pero no aplican. Ese ha
sido el común denominador de muchos líderes en la historia de la humanidad. Aquellos,
aunque se han ganado el respeto y el reconocimiento popular de sus habitantes
por muchas causas sociales cumplidas; pero por un error o imprudencia, han
perdido la confianza y credibilidad entre otros.
Y considerando que somos humanos
y cometemos equivocaciones, no obstante, las disculpas causadas por la
mandataria públicamente, tanto ella como su pareja, deberán responderles a las
autoridades competentes como cualquier ciudadano de a pie.
Porque entre otras cosas que NO
debemos copiar y pegar, como una de las maneras de enseñanzas que este
coronavirus nos debe dejar en sociedad e implícito para la post-pandemia, y entre
la opinión pública, nosotros no debemos pasar
de agache en quienes hacemos uso de la crítica constructiva.
Y
no hacerse pasito por ese romanticismo ideológico muy predominante en la
polarización política del país; sí, ese mismo que vemos, leemos y oímos, que,
dependiendo del sector donde venga la infracción, de un lado u otro, se perdona
o se pasa desapercibido según convenga.
Y no son testigos ustedes, por
ejemplo, en temas de criminalidad se ha dicho o insinuado que hay muertos
“buenos y malos”. Y en actos de corrupción pública, de justicia, o la política,
se condena o se apacigua según el afín copartidario que se tenga, con, o los,
infractores.
Pero mantener una imparcialidad
para reprochar y aceptar disculpas según el delito causado, siempre será una
piedra en el zapato para quienes, por alguna circunstancia, han tomado a un líder
y su partido político como su bandera inconmensurable a seguir y defenderlo sin
el derecho legítimo a la crítica.
Y yo que me he acostumbrado hacer
equivalencias entre los quehaceres de la vida secular y la espiritual; y en la
cual mi confianza reposa en lo segundo, primeramente.
Y como un libre pensador
considero que, para mantener libertad e independencia ciudadana, valoro hechos públicos
que edifiquen y cuestiono lo adverso. Vengan donde vengan.
Porque escrito está; en contravención
a la mentira: Cuando actuamos por la verdad no tenemos movimientos políticos donde
acampar nuestros ideales de meditación espiritual. Lucas 9:58.
Y entre otras cosas, en su opinión,
¿no son la mayoría ciudadana quienes han endiosado a líderes políticos
vanidosos carentes de la autocrítica?
Una cosa he pedido al Señor, y
ésa buscaré: que habite yo en la casa del Señor todos los días de mi vida, para
contemplar la hermosura del Señor, y para meditar en su templo. Salmo 27:4
No hay comentarios:
Publicar un comentario