sábado, 9 de mayo de 2020

LO JUSTO QUE VIVIREMOS.

Aunque el contagio vaya aumentando, al mismo ritmo como sociedad debemos ir avanzando en el cumplimiento de las medidas de bioseguridad para la prevención, para la reapertura gradual del aparato productivo. Y le sumo también mi ingrediente místico: El justo por su fe vivirá. Romanos 1:17.
¿Pero que es confiar en su fe para seguir viviendo y considerarse ser justo hoy? Y lo traigo ahora a colación en medio del confinamiento social obligatorio y la crisis económica que trae consigo cambios de conducta por este virus contagioso y que tiene semi paralizado el comercio mundial.
¿Pero acaso es justo aquel que desatiende las medidas sanitarias de las autoridades competentes y de los gobiernos locales que la promulgan con rigor para que las personas mantengan el autocontrol y así prevenir su propio contagio, y que en su comunidad no ponga en riesgo el de su prójimo, que es aquel, el ser mas cercano?.
¿También serán justos o mas bien ignorantes aquellas personas que vienen discriminando el personal uniformado que transita por las calles y en el transporte público, funcionarios de la Salud Pública y su Red Hospitalaria que exponen sus vidas no solo para mantener su contrato laboral, sino como defensores de la ética profesional de la ciencia médica?
Trabajadores disponibles en cualquier instancia o circunstancia, aún, en riesgo propio de contagio y luego a sus más cercanos.
Y aquí en el país del Sagrado Corazón. ¿Acaso son justos hoy quienes adjudican y celebran cuantiosos contratos públicos en medio de la emergencia económica para el beneficio y alarde propio de la imagen publicitaria de su mandatario y al gobierno que representan?
¿Y no son estos mismos, antes en la oposición política que cuestionaban el derroche económico de la administración anterior y pontificaban la austeridad? Es por eso la justificación fundamentada de otra linea de la oposición política, en donde manifiesta en su filosofía comprobada de que: son los mismos con las mismas.
¿Y quien es justo y vivirá? Quienes firman y celebran a niveles locales contratos públicos con sobrecostos a sabiendas que trabajadores informales ahora aislados y sin poder echar mano al rebusque, y desfavorecidos por las políticas sociales insuficientes, yacen en la angustia del hambre a falta de recursos económicos para garantizar la alimentación familiar.
¿También será justo aquel analista político que propone una reforma laboral leonina en donde propone diezmar el salario de la clase laboriosa, reduciendo salarios y prestaciones legales para solventar esta crisis económica? Crisis ya venida a menos precisamente por la participación burocrática de estadistas que han estado en gobiernos presidenciales salpicados por corrupción electoral y por la contratitis clientelista.
Y hablando de ser justos, está la división de opiniones sobre el salvavidas financiero que la empresa Avianca le está solicitando al gobierno nacional. La petición al Gobierno se estima en más de US $50 millones de dólares que requiere de préstamo.
Y la oposición de quienes no están de acuerdo a que se llegue la negociación en plena emergencia económica, pasa de discusión a temor, por esa manifiesta generosidad de excepción de impuestos en la política económica que este gobierno les profesa a los grandes capitalistas. Siempre argumentándose, la generación masiva de empleos.
Se ha dicho que la vida después de esta pandemia no será igual. Yo difiero. Sobre todo en temas de gobernabilidad. Porque en plena crisis económica, vemos ejecutar la contratación publica desde lo electoral, con los planes y las alianzas políticas desconsideradas.
¿Ay de los hijos rebeldes -declara el Señor- que ejecutan planes, pero no los míos, y hacen alianza, pero no según mi Espíritu, para añadir pecado sobre pecado! Isaías 30:1.

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