Quienes venimos de la provincia,
siendo modelo cronológico de la década de los 60; adicional, nacido y criado en
la Costa Caribe, que a pesar de ser ribereños, padecimos en el principio de
esos tiempos en el seno de nuestros
hogares la sequía del agua potable, aseo y del alcantarillado ante la ausencia
de este servicio público fundamental para la salud de la existencia humana.
Ya hoy algunas de estas
poblaciones cuentan con este preciado servicio, en varios de estos municipios
costeños que han lidiados ante el rezago de las desigualdades sociales de este país.
Ya hoy deja de ser una de las consecuencias sociales adversas por las cuales
uno tiene que verse obligado a emigrar de nuestros terruños, en la búsqueda
incansable de nuevas oportunidades que logren ir dignificando la calidad de
vida para nuestra convivencia familiar.
Ya hoy no es una causal de excusa
familiar para no frecuentar –afortunadamente- nuestro terruño, ante la necesidad de visitar la primera tierra
que vieron nuestros ojos en los primeros días de nuestro nacimiento; porque ya
hoy, quienes aún la habitan conjuntamente con las nuevas generaciones, cuentan
con este preciado servicio público que logran aportarle a la esquiva dignidad
de la convivencia humana en estas tierras del olvido.
Pasó que hace un poco más de una
década que un grupo de sensibles parlamentarios costeños gestionaron recursos
ante el gobierno Nacional para la instalación de un Acueducto Costero, cosa que
en consecuencia con quien estaba de gobernante del Departamento lograron la
implementación del mismo, y hoy por hoy, ciertos municipios que conforman esta
Región gozan de un necesario y justo servicio de agua, aseo y alcantarillado en
un gran porcentaje de cobertura entre sus poblaciones. Contrario que otros
municipios aún, indignamente, viven en la cavernidad a falta de este preciado líquido.
El departamento del Magdalena,
para poner el dedo en la llaga social entre otros de los municipios costeños que
padecen de dicha sequía gubernamental, incluso como nosotros antes, aún en tiempos de invierno.
Poblaciones que ahora en medio de
la falta de lluvia, se han hecho visibles ante otras sociedades regionales y
nacionales por el fenómeno ambiental que ya viene amenazando a toda la nación. ¡Ante
esta calamidad!
Comparto: Monseñor Jairo,
Arzobispo de Barranquilla, presidirá una Eucaristía este domingo en la Catedral Metropolitana María Reina.
Demás parroquias del Departamento se unen a la iniciativa en sus respectivos
templos.
Testigos del impacto negativo que
la temporada de sequía ha generado en el país y en nuestro territorio
atlanticense, la Arquidiócesis de Barranquilla propicia una jornada de oración
para suplicar a Dios el don de la lluvia en Colombia, de manera especial, en el
Departamento del Atlántico, donde estamos sufriendo el dolor de nuestros
hermanos campesinos y de los animales
que han padecido la muerte por la falta de agua. Prensa arquidiocesana.
¡Insisto prioritariamente! El
campeonato mundial que tenemos que ganar, literalmente hablando, es el de la honrosa
gobernabilidad. Pues en la vida pecaminosa del pueblo de Dios que se relata en
la historia sagrada de la Biblia, ha llovido sobre cualquier sequía, por solicitudes
de la fe; pero trayendo a colación de un decir muy popular; es mayor
conveniente enseñar a pescar que regalar el pescado. ¡Moraleja! Primeramente gobernabilidad
ambientalista.
¡Insisto! No es hora de llorar
por un pasado en el que se nos negaron oportunidades de desarrollo. Es hora de
la unificación de nuestra activa fe. ¡Ante Dios! no habrá obstáculos que nos
detengan.
_Yo fui quien lo anunció a Sion
desde el principio, y quien envió a Jerusalén un mensajero para decirle que su
gente pronto volvería. Profeta, Isaías, Cap. 41.
Saludo, Julio.
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