jueves, 24 de julio de 2014

PAZ EN EL CONGRESO



Sigo sosteniendo que en la nueva composición física humana del nuevo Congreso de la República de Colombia, recién instalada, no escaseará la intelectualidad y la experiencia política legislativa de quienes hoy la conforman. La incertidumbre es la altura de los debates por la efervescencia de vanidades políticas que abundan en algunas viejas y nuevas figuras parlamentarias.
Hoy por hoy, el silenciamiento de los fusiles de algunos sectores ilegales en filas de las guerrillas colombianas, ante la polarización política que hoy subsiste se podría vaticinar que podía ser más creíble un gran bloque de desarme de los alzados en armas, que el desarmar los espíritus del interés  partidista existente entre algunas bancadas parlamentarias radicales de la oposición contra algunos gobiernistas.
Entonces, es cuando el prejuicio histórico y generalizado de la ciudadanía contra la legislatura del Congreso de la República, hace prever que  la intelectualidad y la experiencia no garantizarán el libre desarrollo justo y eficaz de sus actividades legislativas, el tropiezo político será la falta de grandeza humana y hasta la humildad de un congresista y, de acá, poder redimirlo a una verdadera unidad parlamentaria.
No habrá dudas de que abundarán buenas intenciones entre los gobiernistas y un control político  innegociable por parte de la oposición. La duda siempre partirá de la vieja data que carcome el descrédito generalizado de la ciudadanía. ¡Pero! Poniéndole fe, algo habrá que cambiar entre sus pesos pesados y pesos livianos del conocimiento académico.
Definitivamente somos un pueblo de contrastes. El futbol de la selección Colombia nos unió en sentimientos como ningún otro podría hacerlo, el irrestricto respaldo y la pasión emanada en los poros de cada colombiano en cada enfrentamiento en el Mundial de Brasil, fue evidente.
El contraste es que también en la adversidad, luego del partido de la selección contra el anfitrión Brasil la cual nos causó la eliminación del Mundial, también mostró la otra cara de la moneda, las venganzas y el deseo del revanchismo, ya que una gran mayoría de colombianos disfrutó con la goleada de Alemania contra Brasil.
Hubo creyentes, en mi entorno, quienes manifestaron voto de fe, al declarar la derrota de Brasil como una venganza divina contra la eliminación injusta de la selección Colombia.
Independientemente de las adversidades en la que tuvimos que salir del Mundial de Brasil además de injerencias del cuestionado arbitraje, hay quienes priorizamos a la hora de hacer votos de fe por otras injusticias sociales, por ejemplo: votos para que  nuestra Fuerza Pública tenga un pie siempre al frente a la hora de combatir el delito del narcotráfico, el homicidio contra las bandas criminales y del terrorismo guerrillero que atentan contra la población civil incluyendo a nuestros infantes inocentes. Contra las infraestructuras petroleras y su contaminación al medio ambiente.
Un voto de fe para un pie adelante para los entes de control y el activismo cívico y ciudadano que denuncian y previenen el desangre al erario y, como no decirlo, un voto de fe contra la imbecilidad política colgada en las mentiras, en la arrogancia, el protagonismo populista y la vanidad que atentan contra  la unificación pacifista de toda una nación, a falta de fundamentos sustentables en la verdad.
Lo que no nos puede quedar duda a los creyentes, quienes apoyamos la política de la pacificación del país, es que la paz del pueblo de Dios, debe pasar por la justicia social colgada de la divina.
_Canten de gozo y alegría por el pueblo de Jacob. El Señor salvó a su pueblo, lo que quedaba de Israel. Yo los llevaré a corrientes de agua, por un camino llano, donde no tropiecen_ Jeremías, Cap. 31.
saludo, Julio.

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