Confieso que estuve neutro viendo
la transmisión televisiva por el recibiendo, justo y merecido, que le dieron
muchos conciudadanos a los jugadores colombianos y a su técnico ante la hazaña
en la participación histórica en el reciente mundial Brasil, 2014.
Le pude entender a los
sentimiento emanados por mi fe, estando congelado emocionalmente, porque conservando
esta misma actitud de los jugadores actuales, más un crecimiento técnico táctico
en su conjunto ante la aparición de otras nuevas figuras colombianas porvenir,
en un futuro no muy lejano, vamos a celebrar toda una comunidad triunfos como
Dios manda. ¡Ya se dio el primer paso!
¡También! Nos llenarán de mucho
orgullo de patria quienes a partir de esta hazaña vistan las camisetas de más
equipos europeos de renombre mundial.
Mas yo seguiré asociando los
triunfos personales y colectivos conseguidos por nuestros conciudadanos en
cualquier arte, que no sea lo social y la política; porque indudablemente a los
más sobresalientes de este Mundial,
2014, su calidad de vida económica y social mejorará significativamente, como contraprestación
a sus esfuerzos de trabajo deportivo y disciplinario, su entorno familiar tendrá
un impacto de prosperidad económica merecida, alguno que otro benefactor de
algunas asociaciones afines al deporte, algún beneficio estrecho a su comunidad
o algo benefactor religioso entre otros nichos sociales.
Pero nuestra sociedad, aun no
alcanza a cimentar dentro de sus convicciones ciudadanas y cívicas, un norte
político de unidad, en donde se hable en un solo lenguaje como una luz para
alcanzar prosperidad y equidad social. ¡Aún no! Creo que por eso, la vida nos
insta a hacer trabajos con prioridades. Fomentar la Administración Pública con
pulcritud ¡La gran hazaña!
Que notable, por ejemplo, que
veamos en los primeros lugares de las encuestas que miden la capacidad de gestión
de nuestros gobernantes regionales, por ejemplo, a un alcalde de algún recóndito
municipio colombiano cualesquiera. Inimaginable para sus gobernados las
aperturas de oportunidades de trabajo para su gente. De salud y educación para sus niños
y de asistencia social estatal a sus adultos mayores. La satisfacción sería
compartida y sin fisuras de división política alguna y de respaldo ciudadano
para su futuro político electoral que luego aspire.
¡Escribo! Pensando con el deseo y
apasionado. Real lógica. Desafortunadamente.
El hecho de que no pongamos todas
nuestras esperanzas en los gobernantes, porque la realidad generalizada de poca
o nula gestión y de falsedad electoral a la hora de gobernar o legislar, la
sabia palabra de Dios, así nos lo hace prever: No es bendito el hombre que confía
en otro hombre. Mas no es contradictorio, cuando nos insta a la súplica por su integridad
humana.
La Constitución Política
colombiana, de otra manera nos lo hace saber para ser verdaderos ciudadanos. Constitución
que nos conmina a participar en los actos de la democracia. No ven, o no saben,
que voluntariamente sacrificamos nuestro tiempo, nuestro presupuesto familiar
para motivar e invitar a nuestros familiares a cumplir con la democracia electoral
y, elegir gobernantes y legisladores según nuestro criterio y conveniencia ideológica
regional y nacional. Así muchos lo hacemos con libertad y buen juicio en casi
todas las contiendas democráticas.
Así como nuestros niños admiran e
imitan a nuestros deportistas más destacados. Así necesitamos ver la admiración
y la imitación ante la necesidad de ver la gestión pulcra en la Administración
Pública. Así por encima de nuestra ingenuidad. Estará la fe.
_ ¿Qué es el ser humano? ¿Por qué
lo recuerdas y te preocupas por él? Pues lo hiciste casi como un dios, lo
rodeaste de honor y dignidad, le diste autoridad sobre tus obras, lo pusiste
por encima de todo_ Salmo, 8.
Saludo, Julio.
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