sábado, 2 de noviembre de 2013

AMANDO A LA JUSTICIA



No se necesitan más de dos dedos de frente para saber y reconocer que la justicia en Colombia, en gran parte en nada garantiza  la confianza de los ciudadanos; guardando, eso sí, la valentía de muchos probos en el ejercicio de su gobernabilidad.
Una probidad valiente de la cual ha corrido mucha sangre y una triste sumatoria en las estadística de las morgues que engruesan los depósitos de Medicina legal en todo el territorio colombiano en este medio siglo de violencia que nos flagela.
Colombianos amantes de la justicia, desde quienes han defendido la ley desde cualquier cargo público. Colombianos que han defendido la política sin la pretensión vanidosa del atajo; y hasta la valentía  de aquellos humildes campesinos que han defendido sus parcelas ante el descomunal desalojo forzoso por parte de grupos paramilitares y guerrilleros.
Esta su defensa campesina valida y valiente de seguir en la posesión de su tierra  como único patrimonio de su subsistencia y la de su familia. Probidad de todos los anteriores colombianos que se refleja en lo poco de la dignidad familiar y social, la que ahora aguardamos como amantes de este país.
Por lo anterior: Sobre el cartel de los jueces en Colombia; manifestación de Juan Manuel Santos: Hagamos una reflexión de en qué estamos fallando y en qué podemos mejorar, aclaró el mandatario.
Santos dijo que una rama judicial que no tenga el respeto de sus conciudadanos no merece ejercer la tarea que le ha sido encomendada, lo mismo podemos decir de las demás ramas del poder público. Agregó: El actuar corrupto de un juez ataca la médula de la democracia. Esta lógica no puede dispensar equidad.
Santos se pregunta: Si el problema será acaso en la formación de nuestros abogados. Estamos transmitiendo adecuadamente valores a nuestros jóvenes universitarios en las facultades de derecho. Valdría la pena establecer –como ya se ha sugerido en el Congreso– el examen de Estado, previo al ejercicio de cualquier función judicial. Prensa.
Es evidente y trascendental que quienes ejercen con probidad en la justicia y que actúan como jueces de la Republica; vienen a hacer la piedra angular en cualquier democracia; son la sal y la luz de una comunidad que gime por su seguridad y el próspero desarrollo  socio-económico por la igualdad de condiciones.
Son tan esenciales como elegir  popularmente probos gobernantes, en medio de su escasez por lo temerario del ambiente de la democracia; tan necesarios como la formación con la misma probidad de una Fuerza Pública ejemplar.
No obstante de quienes se corrompen sin despeinarse; un Tribunal de Justicia y Paz, profirió una condena al excomandante paramilitar Hebert Veloza, alias H.H. En este fallo se hace una pequeña radiografía de la histórica violencia que vivió esta región del país y, además se le califica en el exterminio de la Unión Patriótica como un genocidio político. Prensa.
Pero en medio de tanta incertidumbre en la justicia y sus jueces; ese nuevo rostro que le pretendemos colocar al Estado colombiano, va mas allá de una formación técnica estudiantil; en su examen tiene que estar un acto de fe. Esa misma fe por la cual nuestros conciudadanos derramaron su sangre y enlutaron a sus familiares.
_Si alguien ama la justicia, las virtudes serán el fruto de sus esfuerzos. Pues la sabiduría enseña la moderación y la prudencia, la justicia y la fortaleza, que son más útiles para los hombres que cualquier otra cosa en la vida.
Por eso decidí tomarla como compañera de mi vida, sabiendo que sería mi compañera en la prosperidad y mi alivio en las preocupaciones_ Libro de la Sabiduría, Cap. 8. ¡Recomendado!
Saludo, Julio.

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