jueves, 1 de marzo de 2012

LA GLORIA DEL EJERCITO

Le escuché decir una vez a un predicador que la fuerza de Dios no hará lo que le asiste al creyente; y lo traigo a colación con respecto a mi artículo anterior, en donde se desprende de mis entrañas en la fe y por convicciones cristianas, valoradas en las palabras proféticas de las Escrituras sobre el alcanzar nuestra paz comunitaria. Aclaro. No esperemos nada, sin hacer lo que nos asiste. ¡Unidos!

Como es mi costumbre cotidiana. Leía en la prensa nacional la nota de que el Ministro de Defensa de Colombia, Pinzón, se había reunido con altos mandos de la Casa Blanca, el Departamento de Estado, el Pentágono y la Justicia para definir los derroteros de una nueva etapa llamada: post Plan Colombia. En donde ambos países trabajarán de la mano para volver más eficiente la lucha contra el crimen organizado, tanto en Colombia como en otros países de la Región.

Fue una visita muy Importante, única, que se hace con países como Reino Unido, Australia o Corea del Sur; y fue de igual a igual, en donde se trabajará en esta fase entre países amigos. Sostuvo.

Por otra parte, pero sin salirme del tema de los efectos pacíficos de trabajo que deben secuenciar los hechos que habiliten un camino de defensa y conciliación, al mismo tiempo, para contrarrestar esta guerra. Ya que el presidente Santos también hizo viaje, pero local, al San Vicente del Caguán, el otrora santuario de los diálogos de paz entre el gobierno y la guerrilla de las Farc, cumplido ya hace diez años de una frustrada negociación, de la cual todos los actuales conocemos su desenlace fallido.

Sostuvo el mandatario tras presidir un consejo de ministros, manifestándole a la población del Caguán –seguramente desde su fe y su convicción-, que quienes habrían sufrido no volverán jamás a sufrirlo, haciéndole referencia al hostigamiento ejercitado por las Farc durante los tres años que duró la zona de distensión, recalcando también el tiempo antes y después, ejercida no solamente por las acciones guerrilleras, sino que, igual por los paramilitares.

Su promesa al pueblo de San Vicente se basa en la titularidad de la tierra para explotar las reservas mineras, garantizando además la protección ambiental, evitando la explotación ilegal indiscriminada que avivan el impacto invernal. Hoy en vigilia de Colombia Humanitaria. Resumen.

Pero como todo racional sabemos y confesamos que la fuerza y estrategia del hombre -hoy- es irremediablemente limitada, y que además –los hechos lo corroboran- parece que la confección de este hábitat favoreciera a quienes se dedican a idealizar y materializar el crimen; recordemos esto, en el solo hecho de la asistencia humanitaria de un militar hacia un guerrillero herido en combate; paradójica e indiscriminadamente, este sujeto y defensor de la seguridad de nuestra patria, cae luego asesinado en una trampa en medio de este vil conflicto fratricidio. Con esta preponderancia desequilibrada, no ganaríamos la guerra, ni menos se cumplirían cualquier promesa limitada.

_Los hijos de Israel acamparán cada uno en su campamento, y cada uno junto a su bandera, por sus ejércitos; pero los Levitas acamparán alrededor del tabernáculo del testimonio, para que no haya ira sobre la congregación de los hijos de Israel; y los Levitas tendrán la guardia del tabernáculo del testimonio. E hicieron los hijos de Israel conforme a todas las cosas que mandó Jehová a Moisés, así lo hicieron_. Números, cap. 1, 52-54.

¡Y ojo! Que el cumplimiento de la paz animada por la fuerza de Dios, en nada desacredita la Gloria del esfuerzo humano por la exposición cotidiana de las vidas de los soldados de nuestro glorioso Ejército Nacional. Todo lo contrario.

Saludo, Julio.

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