viernes, 16 de marzo de 2012

ALABANDO A UN POLITICO

Me llamó la atención el titular de un Editorial en el tiempo.com, pues su encabezamiento decía lo siguiente: Un Precedente en Transparencia; luego me entré en su lectura ya que el editorialista le hacía como especie de una alanza a la administración pública en manos de un académico y político, como lo es el Gobernador actual de Antioquia; Sergio Fajardo. El editorialista se refería a un libro que este gobernador había escrito haciéndole una radiografía administrativa de su antecesor; como queriendo, diría yo, que él, ya sabiendo con detalle lo que encontró y lo que según él debía enfrentar; y en su discernir entre lo público y lo incluyente académico- de lo que es su particularidad de predicar y practicar sobre lo administrativo público- lo que había de continuar, modificar o simplemente ignorar.
Dicho libro es titulado: Libro Blanco. Me entré de inmediato a investigar vía Internet algo de su prólogo, en lo cual encontré en su encabezamiento lo siguiente: La corrupción es una empresa criminal tanto o más difícil de combatir que las bandas criminales o las guerrillas. Los daños son similares. Entre corruptos y violentos han logrado, en el fondo, lo mismo: convertir en migajas las oportunidades de las personas con mayores necesidades de nuestra sociedad.
Y concluyo con un apunte sobre el manejo de la justicia en Colombia: Una justicia que a pesar de los esfuerzos ingentes de funcionarios honestos es incapaz de atender rigurosamente la multitud de tareas que constitucionalmente le corresponde.
Me asiste a mí deducir sobre lo anteriormente anunciado, que el pensamiento de Fajardo que lo conmina en lo académico y a la vez hoy como político administrativo de lo público. Homologo lo siguiente: Que hacer la tarea con transparencia, valentía y con mucho sentido de pertenencia en lo social; lo podría comparar con esta metáfora, con aquellos soldados rasos, miembros del Ejército Nacional que se entran en las selvas –conociendo el inminente peligro de las minas antipersonas- del territorio nacional persiguiendo a los armados ilegales que atentan a diario contra la población civil; igual de aquellos miembros de la Policía Nacional que se entran en los pueblos y ciudades, persiguiendo a las bandas criminales que azotan la seguridad ciudadana; aquellos mismos que en la región de Antioquia amenazan a aquellos que viven en las comunas de su capital.
Por parte. E estado repasando últimamente sobre la lectura completa del Salmo 50, porque como seres humanos la sombra de las angustias nos perturban en algún momento de la existencia entre esos tres pilares que posiblemente son nuestra razón de ser en nuestro entorno familiar: la salud, la estabilidad económica y el amor que se profese.
Memorándome esto _Sacrifica a Dios alabanza; Y paga tus votos al Altísimo. E invócame en el día de la angustia; Te libraré, y tú me honrarás. El que sacrifica alabanza me honrará; Y al que ordenare su camino, Le mostraré la salvación de Dios_. Salmo 50, 14-15 y 23.
Lo dicho por Fajardo en su encabezamiento de su Libro Blanco, no es nada novedoso ni mucho menos un descubrimiento investigativo, es simplemente, una valentía como veedor ciudadano, y a la vez un funcionario público con una responsabilidad constitucional democrática –sostenido por voto popular-, con ética y moralidad de parte suya. Lo que el editorialista pedía replicar en todo el país.
Le escuché decir a Fajardo en una entrevista televisiva nacional, manifestando que la paz no está, literalmente, en la capital del país. Lógico. Porque si éste es un país de regiones que somáticamente sufre el mismo conflicto interno; luego la paz, es un asunto regional. ¡Luego entonces! Todos Ponemos.
Saludo, Julio.

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