viernes, 30 de marzo de 2012

ABUNDANCIA EN UN PUEBLO

No te creerán. Lo dice el Evangelio a manera de prevención ante el desánimo –ignorado- que en su normalidad trae consigo en quienes de alguna manera con el impulso que da la locura de la cruz en Cristo, pretendemos anunciar las Nuevas Buenas de su contenido. De esta advertencia. La tengo bien clara. Fácil, no es.

Empero. En su contrapeso, doy gracias a quienes desde mucho tiempo, a los actuales también, que vienen literalmente alimentando mi moral para no desfallecer en este largo y espinoso camino de la evangelización, que según el contenido de mis artículos publicados, he recibido felicitaciones, genialidad y buen talento, de quienes yo podría llamar alegremente, mis seguidores. Nuestro es el sacrificio motivo de existencia. La gloria eternamente sea para Dios. La tengo clara, también.

Invito a leer esta nota: Para el economista y catedrático Jorge Vergara Acosta es fácil pensar en reducir los costos del salario mínimo dejándole los parafiscales al Gobierno, pero de lo que no habla el presidente de Anif es cómo se van a financiar el Sena, ICBF y las Cajas de Compensación, instituciones que por ley sobreviven de los aportes que hacen las empresas.

Así mismo, agregó que en Asia o algunos países de la región, el nivel de ingreso de los trabajadores es menor que el de un colombiano, dado que el Estado les garantiza la vivienda, educación, alimentación y los servicios de salud, lo que no ocurre en Colombia, donde las necesidades básicas insatisfechas presentan indicadores muy por debajo de las naciones a que hace mención, su presidente.

La propuesta de Anif no es viable para acabar con la informalidad en Colombia, porque desconoce otras variables que deben correlacionarse para hacerla viable. No veo por dónde se pueda financiar al Sena y el Bienestar Familiar, anotó.

Y son de esos temas álgidos de nuestra sociedad, y que parecen nunca acabar, por esos cientos de intereses particulares de quienes hacen las leyes, pese a los afluentes anuncios estadísticos del gobierno de que la economía, va bien. ¡Pero al pueblo!

¿Quién? entre los vivientes actuales nativos o residentes permanentes puede despotricar de los recursos naturales de la Madre naturaleza colombiana, la cual en su bondad ha dado a nuestros antepasados –incluido nuestros padres- la posibilidad generosa de sembrar y recoger sus frutos para su existencia. Seria un despropósito su negación contra la fertilidad de nuestra tierra.

Mientras por otro lado, nosotros los usuarios que a diario utilizamos el transporte público en nuestras ciudades, la Región Caribe para ser más exactos, vemos el tránsito inhumano del estar desempleados y convertidos luego en trabajadores informales –el penoso rebusque encarnado en la desesperanza en sus rostros- entre niños y adultos vendedores de dulces y otros artículos para hallar el pan de cada día. Pregunta. Depositarán estos conciudadanos sus esperanzas de vida, estando ellos en una castración social por la falta de posibilidades de un empleo digno y el derecho a su seguridad social, estando y siguiendo ellos bajo el amparo de las mezquinas Políticas Públicas laborales en Colombia como imponente modelo económico. ¡Esto! no se lo creen ni los mismos legisladores y mal llamados padres de la patria.

_Y esto te será por señal: Comeréis este año lo que nace de suyo, y el año seguido lo que nace de suyo; y el año tercero sembrareis y segareis, y plantareis viñas, y comeréis su fruto. Y lo que hubiere quedado de la casa de Judá y lo que hubiere escapado, volverá a echar raíz abajo, y dará fruto arriba _ Isaías, Cáp. 37, 30-31.

Saludo, Julio.

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