viernes, 16 de mayo de 2014

ASESORÍA ESPIRITUAL EN POLITICA

Un segundo ítem de los que seguíamos a la otrora Ola Verde, quizás el más influyente y el más sublime que nos animaba, aunque llenos de incertidumbre también, era ni más ni menos, de que los recursos públicos son sagrados.
Porque aunque convincentes seguidores, muchos aterrizados en la realidad, a sabiendas de cómo se trabaja, en forma generalizada, la política y la contratación estatal, entonces, garantizar que con solo la idea Verde, la corrupción en Colombia pasaría a ser historia patria, por ende, la temática propuesta de que los recursos públicos sean sagrados, era una quimera a puños. Espejismo, o realismo mágico, a la que no podemos renunciar como sociedad. ¡Nunca jamás!
Porque es más fácil reducir a los criminales de los cuales la Fuerza Pública los pueden identificar conjuntamente e individualizar en su actuar delictivo, que a un infiltrado corrupto. Corrupción que de cualquier rincón entre las Instituciones y sus funciones públicas y aquellas asociadas con lo privado, de acá los asaltos al erario salen menudamente, segundo a segundo, ante la tardía, la complicidad y hasta el miedo  de algunos funcionarios de los entes de control.
Pero el combate a la corrupción es una lucha frontal de todas las sociedades, la problemática histórica es que no aparece haber nacido un líder que logre convocar a todas las sociedades vivas para tal enigmático y crucial fin, porque la corrupción está impregnada  en toda mente y cuerpo humano que respire.
¡Mientras! La corrupción es caballito de batalla electoral, y una desaprobación ciudadana generalizada en todas las funciones estatales, históricamente. Pero no solo los recursos públicos son sagrados, la vida de la gente de igual manera y con mayor prontitud.
¡De acá! Hay quienes quieren desestimar la altísima importancia en la estrategia de finalizar este conflicto armado que nos viene  desangrando física, moral y espiritualmente. Digo desestimar en su coyuntura en medio de estas contiendas políticas electorales hacia la presidencia de la República 2014-2018.
Algunos sectores desestiman  aduciendo que además de lograr finalizar el conflicto vía concertada, exigen que además se requieren otros logros sociales paralelamente.
Y no se equivocan al exigirle a los gobernantes porque  constitucionalmente debemos hacer la tarea permanente del escrutinio ciudadano ante quienes nos gobiernan, para que lo público se haga público, por eso afines o desafines al proceso de la Habana, todas las campañas contendoras ante la oficial  reeleccionista, sobre todo algunos, los más afines, con mesura electoral, ahora desestiman los avances promisorios en la Habana. Algo que la campaña reeleccionista intuyo reflexiona, si se apoya en que: Nada está acordado. Hasta que todo quede acordado.
Pero quienes literalmente, dejamos de comer por estar actualizados con la realidad política y social, con independencia y objetividad, contando errores y fracasos, sí existen avances sustanciales a niveles sociales como previo escenario al postconflicto. La tarea es más apremiante en justicia.
Hablando de campañas electorales presidenciales. Dos evidentes escándalos hicieron que sus asesorías de campañas abandonaran sus trabajos, para atender llamados a procesos judiciales, uno como gran gurú en estrategias políticas electorales, y otro, dícese ser un consejero espiritual. Entendieron que sus asesorías, salvo la inocencia de cada quien: Que si la sal se corrompe…
Me apoyo en total acuerdo en un mensaje recibido de un respetado columnista político, amigo virtual, quien me reafirma vía correo electrónico que la paz es una causa superior. ¡Bienaventurados entonces! para quienes nos esforzamos individual, colectiva y decididamente  a hacerla realidad.
_Y anímense todos ustedes, gente del país. Trabajen, que yo estoy con ustedes. Tal como se lo prometí cuando salieron de Egipto; mi espíritu les acompaña. No tengan miedo_ Profeta, Hageo. Cap. 2.
Saludo, Julio.

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