viernes, 2 de mayo de 2014

A PENSAR EN GRANDE

Me acuerdo como si fuera ayer, cuando sin quererlo y sin solicitarle a la vida y sin haberlo heredado de mis venas sanguíneas familiares paternales ni maternales, me empezó a llegar la musa de la escritura que sobrevino por la necesidad de acogerme a la disciplina religiosa, pero que va encaminada hacia lo social y, su canal de acción es la política.
Lo traigo a  colación porque precisamente fue para esta fecha que conmemoran el Día del Trabajo en toda la Nación: nació como una protesta sobre las reinantes políticas públicas que han excluido a falta de la justicia social desde las labores del campo colombiano hasta los asalariados que han convivido con el paupérrimo sueldo mínimo.
Y era mi primípara protesta social en una concepción literaria llena de errores ortográficos para ese entonces, el cual, mi hermano mayor me hizo saber y corregir. Era un borrador o apunte escueto, del cual siempre recuerdo.
¡Ya! aterrizando sobre nuestra realidad sobre aquellos factores esenciales que impiden zanjar las brechas sociales a falta de inclusión social laboral rural y ciudadana. Sobre este asunto mundial, el Pontífice Francisco manifestó recientemente, que el modelo económico existente en el mundo, está incapacitado para generar empleos masivos, porque sigue plagado a la idolatría rampante por la pasión delirante del dinero.
Agreguémosle a esta prisión de injusticias, la sombra terrorífica colombiana del conflicto armado. Que no solo ha contribuido a la destrucción material, sino al deterioro del tejido humano que nos aleja al crecimiento de nuestra hermandad.
Conflicto cuesta $12 billones al año; en paz, Producto Interno Bruto crecería hasta 2 %. Incorporación de nuevas actividades y zonas a la economía generaría desarrollo, según especialistas. El país tendría que destinar cerca de 2 puntos de su PIB  anual durante la siguiente década para financiar la paz.
Sin embargo, de acuerdo con el senador conservador Juan Mario Laserna, quien se ha dedicado a estudiar el tema, el costo es manejable y sería compensado con el crecimiento que sobrevendría al incorporar a la economía nuevas actividades y áreas del país que hoy se encuentran aisladas por ser escenarios de la confrontación armada.
Si hay un acuerdo sólido, existe la capacidad financiera de sacar un proceso de paz, pero también se tienen que lograr otras condiciones políticas y tener la certeza de que las Farc sí estén interesadas en desmovilizarse, anota el congresista.
El dinero que habría que invertir no solo iría a la reincorporación de los guerrilleros a la sociedad, sino también a la reparación de las víctimas y a un plan de desarrollo que incluya una reforma agraria, entre otros componentes. Prensa.
Cuando se mira la historia a través de las estadísticas de este malévolo conflicto armado, o cuando el mismo terrorismo actual nos lo hace saber, uno entra en comunión con quienes de alguna manera tratan de atravesarse a la consecución del fin del conflicto vía pacífica. Igual queremos ver a los criminales pagando con justicia sus aberrantes crimines de lesa humanidad.
Mas hay quienes en medio de este nefasto conflicto armado pero sobre la concepción de este modelo económico excluyente, este modelo mismo, los ha premiado con muchas oportunidades materiales que le han ayudado a vivir con cierto confort y dignidad. ¡Materialmente hablando!
Es acá, donde hay que apartarse de su férrea irracionalidad, o su conveniencia, tal vez, por el mismo efecto colateral de la guerra. ¡No obstante! Imperdonable sería, abandonar la unanimidad en la condenación ante el terrorismo presente.
_Despierta, Sion, despierta, ármate de fuerza. Levántate, Jerusalén, sacúdete del polvo, siéntate en el trono. Sion, joven prisionera, quítate ya el yugo del cuello_  Isaías, Cap.52
Saludo, Julio.

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