viernes, 28 de febrero de 2014

FE A LOS JOVENES

Viéndome la transmisión de la guacherna del Carnaval de Barranquilla por el Canal Regional; la cámara de televisión se detuvo y el periodista entrevistó a una conciudadana que vive hace una década en el exterior. La percepción de la colombiana es que la ciudad está muy moderna.
No se pueden desconocer que las dos últimas administraciones distritales sacaron del peor de los mundos a la ciudad. No obstante estas mismas administraciones públicas locales, hasta ahora con evidencias sectoriales de inseguridad y la falta de calidad de vida de quienes la habitamos; no la han llevado al mejor de ellos. Se ha avanzado sustancialmente, pero lo que hace falta, no da para frotarse las manos hasta no hallar mínimos de satisfacción general.
Hechos. En el tercer Pulsómetro realizado por El Heraldo, la ciudadanía expresó su descontento generalizado hacia la clase política local. Palabras más, palabras menos: La ciudadanía reclama por una implementación sustancial y tangible de políticas públicas revestidas de transparencias y de equidad, asumidas por una alta dosis  gerencial y mutuamente acompañada de gestión política colectiva.
Lo que falte por hacer, quienes administren lo podrán explicar. Seguro la ciudadanía lo entenderá de la mejor manera. ¡Parece mucho pedir desde cualquier escepticismo!
Pero este sinsabor actual de la ciudadanía barranquillera sobre lo público y de la política es generalizado a todos los niveles municipales y regionales. El voto en blanco, por ejemplo, es un fenómeno reflectivo que no admite discusión ante quienes hoy lo promueven y quienes lo aprueban en las recientes encuestas.
Pero lo que no podemos es gravitar como ciudadanos activos en la debacle del desánimo generalizado que contamina la democracia; porque hay que alentar a los pocos administradores y políticos; que rindan cuenta de su gestión  -escasos pero si los hay- y por ende, se le debe acompañar y dar la pela por el país que necesitamos y al que le ponemos toda nuestra fe posible:
Latinoamérica, especialmente los países de la zona ecuatorial, estamos llamados a ser la flor de loto de este mundo. De acá, de Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, de este pantano de miseria, de toda esta inmundicia, de este antro de violencia, agresividad, corrupción y la máxima degradación del hombre.
Habrá de surgir, flotando hermosa, emergiendo como una flor de loto, una fuerza inamovible, indestructible, que se va a expandir para llevar a la humanidad hacia una nueva era, donde la guía máxima que determinará las acciones de los hombres será la conciencia, el espíritu, un sentido superior.
Los corazones de los jóvenes se muestran cada vez más inquietos ante la realidad que les presenta el mundo. Apartes del Título: La flor de loto. Por: Arturo Arguello, columnista capitalino.
A los que no estamos amparados integralmente con políticas justas; que de paso somos el grosor  mayoritario del territorio nacional, no nos pueden mentalizar algunos gobernantes del statu-quo de que estamos caminando hacia el mejor vividero terrenal.
¡Que están  rindiendo cuentas! es una imposición democrática de ineludible cumplimiento Constitucional.
Como tampoco a quienes al mismo tiempo permanecemos a la vanguardia de los hechos de actualidad política y social; no nos harán caer en el desánimo por quienes de alguna manera en legítima opinión o en democracia cabalgan en la oposición, pero  de manera desproporcionada vienen desanimando permanentemente a los ciudadanos.
El espíritu de los jóvenes no gravita en la cronología del ciudadano; sino que en nuestra conciencia ya viene estimulándose sobre algunos un sentido superior de fe:
_Guarden bien este mensaje. Aunque el Señor se oculta del pueblo de Jacob, yo confío en él. En él he puesto mi esperanza_ Profeta Isaías, Cap. 8
Saludo, Julio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario