viernes, 14 de febrero de 2014

POR LA DEFENSA NACIONAL

Desde la creación de las primeras sociedades en el génesis de la vida humana, nuestra sociedad colombiana parece estar entre esas que históricamente fueron mal barajadas por los padecimientos normales producto de las diferencias en la convivencia. Problemáticas humanas que han de ser resueltas diligentemente con los conocimientos e intelectualidad que se tenga.
Anotado este preámbulo. Es que nuestra actual generación colombiana, nosotros los de las últimas cinco décadas, para ser más precisos, se nos ha hecho un nudo la incompetencia institucional ante toda amenaza y sus hechos contra todos los Derechos Fundamentales de su gente.
El sosiego y la sana convivencia de nuestras sociedades tienen como verdugo, la corrupción criminal, el terrorismo y el narcotráfico, la cual es un conflicto - elementalmente conocido - originario e histórico de indolencia gubernativa y de una política de odios y vanidades.
A lo gravísimo de esta fragilidad institucional para resolver internamente nuestras desavenencias comunitarias, se le suma el odio trío-visceral entre quienes hoy dirigen los entes de control como son: Fiscalía General, Contraloría y Procuraduría.
Y ni que decir de los vacíos e incertidumbres administrativas y judiciales que hoy tienen plagadas sus instituciones para resolver conflictos según su competencia. Ahora salta a la vista nuevamente las ciber-amenazas de las chuzadas ilegales, la cual se conoce su nacimiento, más no, cómo y cuándo será su sepultura.
Mientras no se pueda – imaginariamente- desbarajar de nuevo, es decir, en donde la verdad sepulte a la mentira, la defensa a la amenaza y, la inteligencia institucional sea proactiva a la criminalidad y la corrupción para una confiable Defensa Nacional; tendríamos que seguir de debate en debate, mientras la trampa se siga tragando a la ley colombiana: Apartes de una entrevista al presidente Santos.
Esta delicada frontera entre la inteligencia legal y la ilegal es la nuez de la discusión que ha desatado este nuevo escándalo. Porque si bien una buena inteligencia es la punta de lanza de la lucha contra el crimen y el terrorismo y permite que una sociedad duerma más tranquila, la mala inteligencia –la ilegal– vulnera los derechos civiles y las libertades individuales y puede llevar a un Estado policivo.
La nueva Ley de Inteligencia es muy clara en los límites y, en estricto sentido, el espionaje de correos y datos debe tener orden judicial. Lo importante es que en este debate se haga una clara distinción entre lo que los organismos de seguridad pueden y no pueden hacer.
La buena inteligencia hay que protegerla y el Estado tiene que tener todos los instrumentos a  su alcance –enmarcados dentro de la ley– para luchar contra la criminalidad.
Y a quienes transgredan esas fronteras y se dediquen a chuzar ilegalmente a personas con fines oscuros, les debe caer todo el peso de la ley. Es también la mejor manera de mandar un mensaje al país y blindar a quienes de verdad están haciendo bien su trabajo desde el Estado. Prensa.
Pese a todos los escenarios temerarios contra los activistas de nuestra democracia participativa; y que pese a las falencias y debilidades de nuestras Instituciones Públicas, se desea que este gobierno Santos y su Fuerza Pública logren prevalecer mínimos de garantías.
Nuestra ciudadanía duerme –literalmente- sueños profundos incautos en la tumba del miedo que ha generado esta guerra fratricida en décadas. Lograr despertarla es también prenda y aporte espiritual de garantía democrática:
_Muchos de los que duermen en la tumba, despertarán. Los hombres sabios, los que guiaron a muchos por el camino recto, brillarán como la bóveda celeste.
En ese momento aparecerá Miguel, el gran ángel protector que defiende a tu pueblo_ Daniel, Cap. 12.
Saludo, Julio.

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