La crisis institucional que viven
hoy los vecinos venezolanos es un tema convivencial que nos debe tocar la médula
de nuestra sensibilidad; igualmente como
ahora nos hemos unidos todos los colombianos en buenos términos sobre la lección
y recuperación de Falcao. Un deseo colectivo visionado al Mundial. De esta y única
manera, debe ser nuestra empatía solidaria con la vecindad.
Hasta el más desprevenido
ciudadano colombiano sabe y entiende que la situación socio-económica de los
venezolanos es ascendentemente deplorable en: autoritarismo, populismo, represión
y censura contra quienes no simpatizan con la ideología sectaria del socialismo
chavista y su oficialismo bolivariano.
La paranoia de Maduro gobernante
sucesor del caudillismo de Chávez, delira en su falta de capacidad gubernativa
y su liderazgo político; su crisis económica inflacionaria, de escasez
alimentaria y de una creciente tasa de homicidios. Como en cualquier parentesco
amenazante vecindario de barrio, así similarmente, afecta la necesidad
bilateral del comercio, la seguridad trasnacional y su comedido libre
desarrollo integral con nuestra comunidad regional.
Queda evidenciado entre los
modelos de gobiernos derechistas que han gobernado en esta región en beneficio
del capitalismo mezquino que han venido zanjando las brechas de las
desigualdades de nuestros pueblos latinos. Ahora el radicalismo cuadriculado de
una izquierda revolucionaria pero excluyente y divisoria incapaz de hallar
consensos colectivos. ¡Acá se emite una reflexión! ¿Cuál será el modelo a
seguir como centro de desarrollo equitativo e incluyente?
También nosotros como comunidad
que no hemos podido dar ejemplo de civilidad ante un conflicto interno de todas
las dimensiones violatorias a los Derechos Humanos, sin hallar capacidad
colectiva y activista de todas nuestras sociedades, mas bien, hemos sucumbido tolerantemente
ante la barbarie y la indiferencia ante la corrupción en todos los estamentos políticos
y públicos.
Generalizando tristemente. Hemos
estado cundidos legendariamente en el miedo y el descrédito social y
exportadores incendiarios a la vez del terror y el odio.
Aunque nos duela y nos afecte la situación
critica de nuestra vecindad ¡ahora Venezuela! solo podemos exportarle a nuestra
vecindad los mejores deseos democráticos sobre la prudencia y la solidaridad
como ciudadanos y las mejores súplicas como creyentes. Por lo menos hasta que
no seamos modelos ejemplarizantes de convivencia regional, primeramente. En
este orden de ideas morales y éticamente:
El gobierno, a través de la
Cancillería, lamentó los hechos de violencia. Ante las protestas en Venezuela,
que terminaron convertidas recientemente en una violenta jornada que cobró la
vida de tres personas, varios heridos y detenidos.
Colombia hace un llamado al
diálogo abierto y respetuoso, manteniendo como norma la protección de los
derechos fundamentales de los ciudadanos y las libertades democráticas, dice un
comunicado, en el que además lamentó los hechos de violencia y expresó sus condolencias
a las familias, y al pueblo en general.
La Cancillería expresó que la
estabilidad es fundamental para los venezolanos y la región en general. Por
esto, insta a que las diferencias se diriman de manera pacífica por las vías
democráticas. Prensa.
El modelo de país que todos
deseamos, está conminado en los preámbulos de nuestra Constitución Política
colombiana. Exhortando primeramente a sus gobernantes a la consecución de la
paz; y acto seguido, contribuir con la justicia social al desarrollo de
nuestros pueblos ejemplarizando la vecindad latina.
La pregunta y su desafío hacia un
largo plazo es: ¡Quién lo ha de liderar teniendo como referentes ideológicos! La
Derecha. La Izquierda. O el Centro.
_Yo seguí orando y confesando mis
pecados y los de mi pueblo Israel, y presentando mis súplicas al Señor mi Dios
por su monte santo. Para obtener el perdón por la maldad y establecer la
justicia para siempre_ Daniel, Cap. 9.
Saludo, Julio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario