viernes, 17 de mayo de 2013

TE MUESTRO LA VIDA



Con este titular de prensa: Estamos listos para recibir Desmovilizados; pero la sociedad, no. Yo recojo apartes de esta entrevista realizada por parte de la  editora de El Tiempo, Marisol, con Alejandro Eder, director de la Agencia Colombiana para la Reintegración.
El director de Reintegración sostiene que las desmovilizaciones han aumentado en 25% este año. Con indignación, y casi con desesperación, Alejandro,  encargada del tránsito de los excombatientes de guerrillas y grupos ‘paras’ a la vida sin armas, sostiene que el país sigue sin entender que de esto depende la paz de Colombia. El programa arrancó hace 10 años.
La sociedad tiene que echarse la reintegración al hombro, afirma Eder, quien presentó en el Centro de Convenciones Gonzalo Jiménez de Quesada lo que ha sido este proceso. Prefiere no hablar de una eventual dejación de armas de las Farc y el Eln, pero deja claro que la paz tiene un costo y debe ser asumido por todos. Afirma.
Esto corrobora mi percepción postconflicto, de que nos hace falta muchísima preparación como sociedad para ser el necesario buen padre, y los insurgentes, decisión plena de arrepentimiento para que le fuesen confesados sus acciones criminales ante sus víctimas.
Pero una cosa es no estar preparados, aun, ¡aclaro! para materializar a ese padre reconciliador, y otra no tener la iniciativa, la voluntad y capacidad social de intentarlo.
Se sabe, por la duración del conflicto armado en Colombia, que cunde el escepticismo de que no exista una autentica  voluntad de los guerrilleros para  expresar sus verdades y reparar daños materiales y morales, en lo posible de ser reparados por ellos.
Y por otra parte, La labor del Estado colombiano, que debe contar con la capacidad de justicia transparente, y músculo institucional para la reparación integral, que debe incluir desde los mínimos de atención en educación básica y avanzada, salud física y mental, capacitación para la oferta y la demanda al trabajo digno, bases fundamentales para la necesaria y justa reparación.
El desafío para el anhelado postconflcito colombiano tiene que estar rodeado y blindado por la civilidad y la intelectualidad de corazón y amor verdadero de patria como estructura representativa de nuestra sociedad en ese escenario venidero.
Pienso. Aunque no se haya demostrado un resultado valioso para mostrarle a la sociedad en el reciente debate sobre el Marco legal para la paz, entre el Procurador y el Fiscal General, valoro el estrechamiento de sus manos efusivamente al final del debate. Ojalá no haya sido de la misma dosis de hipocresía política ya acostumbrada, sobre todo, por parte del Procurador quien viene fungiendo como buen religioso.
Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí. En aquel día habrá una fuente siempre corriendo para que los descendientes de David y los habitantes de Jerusalén se puedan lavar de sus pecados e impurezas.
Y si alguno intenta hacerse de profeta, su padre y su madre que lo engendraron le dirán: Mereces la muerte, porque no dices más que mentiras en nombre del Señor. Profeta Zacarías, Cap. 12 y 13.
El presidente Santos, tiene un pleno conocimiento de lo que se está jugando, políticamente, sobre este proceso de paz, muy por encima de las históricas profecías interminables de la guerra. Dice que ahora es diferente.
Yo en mi fe creo haber sido derramado como descendiente de David. Esperanzador en la morado de Jerusalén ¡Me unto de pueblo! En espíritu de oración y alabanza. Clamo igual que el salmista: Confianza yo tendré, mi armadura, cargaré, si se levanta una guerra contra mí, yo venceré. Amén.
Saludo, Julio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario