miércoles, 14 de diciembre de 2011

SANTIFICANDO LOS RECURSOS PUBLICOS

En los ocho años de gobierno del ex presidente Uribe vimos los colombianos un enérgico y vehemente pronunciamiento discursivo y avanzada de la Fuerza Pública para la persecución a las guerrillas, mas sistemáticamente a las Farc. Ahora en cambio, y que ojalá no descuide lo anteriormente necesario; hoy en particular yo he notado-y seguramente muchos- un discurso enérgico y vehemente del presidente Santos sobre los casos y actores primordiales de la corrupción en el manejo de lo público manchando a todas las regiones del territorio colombiano.
Para corroborar lo anteriormente dicho, lo acaba de ratificar en la intervención del mandatario ante los gobernadores y alcaldes elegidos recientemente para dirigir los destinos económicos del erario local en toda la nación: Dijo palabra más, palabras menos, que, sería mucho mejor para los pueblos el no posesionarse si los recursos no se manejasen con criterio de probidad y eficiencia. Podría pecar por ingenuidad o por poco conocedor de la historia retórica de la política nacional, pero en mi poco tiempo del conocimiento sobre como discursen en lo público, haciendo memoria de los últimos mandatarios, este Santos, pareciese ser la excepción poniéndole el dedo en la llaga sobre la epidemia más venenosa para la sociedad colombiana. En la no bendita corrupción pública.
Imaginariamente si tendríamos un Santo santificado por el poder enérgico de sus discursos y de sus convicciones del Buen Gobierno; habría que –imaginariamente- modificar la Constitución Política dotándole el poder único de elegir por su discernimiento y ecuanimidad, para que por los meritos y el profesionalismo de los que él crea deben ocupar el poder y la administración pública, y que dirijan –santificadamente- los recursos económicos de nuestros pueblos y ciudades entre gobernadores y alcaldes. Teniendo a un gobernante Santo y santificado ¡Imaginariamente lógico!
_La justicia, la justicia seguirás, para que vivas y heredes la tierra que Jehová tu Dios te da. Deuteronomio .Cap., 16, 20.
Eliminaríamos de tajo –imaginariamente- la tal disfrazada democracia constitucional que dispone la elección del voto popular, que a la postre resulta tan costosa como poco esperanzadora por una trinca de efectos nocivos creada entre su misma comunidad; que es la poco credibilidad de los actores. Por la trampa electoral entre sí mismos. Y por tener una descomunal apatía ciudadana que no hace la tarea constitucional, pero que deja hacerla demencialmente. Salvaguardando excepciones que hacen que la democracia siga entre saltos y sobresaltos, de aciertos y desaciertos.
Y bajando a la realidad: El Presidente de la República, Juan Manuel Santos, advirtió recientemente que a los corruptos se les acabó el cuarto de hora y enfrentan ahora dificultades para cometer sus prácticas, ya que los 46 millones de colombianos están listos para denunciarlos, investigarlos y sancionarlos. Así lo afirmó el Mandatario durante el evento de lanzamiento de la Comisión Nacional de Moralización y la Comisión Nacional Ciudadana para la Lucha contra la Corrupción, así como la firma del decreto que crea la Secretaría de Transparencia, dentro de la estructura de la Presidencia de la República. Ojalá que sea su cuarto de hora de la justicia en su Buen Gobierno.
Porque la gran preocupación de este gobierno es la feria de regalías que llegarán a las arcas regionales, a raíz, de su muy sonada Ley de Regalías. Y la piñata de la contratación pública arderá por el recobro de quienes le apostaron y postularon gobernantes. Dios los tome confesados. Amén.

Saludo, Julio.

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