jueves, 14 de octubre de 2021

ES UNA EUTANASIA ELECTORAL.

"Pese a que su IPS había aprobado la eutanasia para el pasado domingo, a última hora y con argumentos jurídicos al parecer errados, se canceló el procedimiento. Sus abogados ya presentaron una tutela para exigirle al Estado que proteja su derecho a morir con dignidad": @elespectador.

El título de este artículo es muy consecuente con la filosofía de mis columnas de opinión, más extraña que la inicie con una noticia en particular de la enfermedad de una persona, o bien sea, yo la tenga en cuenta para buscarle una reflexión con impacto social curativo.

Pero va a sonar crudo y un poco despectivo de mi parte, pero Colombia es un país de unos 50 millones de habitantes; y si así ya es ley la eutanasia para pacientes con enfermedad terminal degenerativa y progresiva, la aplicación de la norma, solo repercute al enfermo y su familia.

Pero NO pasará desapercibida si la noticia tendría que ver con un caso antisocial de la muerte política de quienes vienen lesionando de manera degenerativa y progresiva la democracia con efectos nocivos contra la calidad de vida del resto de la población; eso sí sería, una importante y viral noticia.

"La eutanasia (buena muerte) es uno de los procedimientos más utilizados en la sociedad actual para causar la muerte a un paciente en estado terminal con el fin de evitarle dolores infructuosos; de esta manera se le impiden molestias físicas y psicológicas producidas por su enfermedad".

Pero ingenuo sería pensar que con la muerte política se curan las malas prácticas en la contratación pública, porque ahí está de testimonio la malaria resurrección sanguínea en, Emilio Tapias, que sabe: "como le sigue entrando el agua al coco".

Porque la eutanasia electoral eficaz y verdadera reside en conocer cómo se forman las alianzas de los candidatos a elección popular previo en las campañas políticas, y luego viene el juicio -respaldo o el castigo- masivo en las urnas de los ciudadanos con conocimiento y responsabilidad social.

Bien sea dicho quien manifestó que la letra con sangre no entra; y le agrego, que si entra, no sería para adquirir un conocimiento espiritual, ético y moral que NO degenere a la persona.

Caso sea, de quienes aún de tener uno o más títulos universitarios, pero con un voraz apetito de adquirir poder y fama, ahora sean delincuentes categóricos políticos degenerativos de la política colombiana.

Y llegaron a ser y se mantienen como reos mentales, entendiendo que aunque estén bajo la sentencia de una condena de la justicia, léase intramuros o mansión por cárcel, siguen degenerados, moralmente.

Entienden ellos -los reos reincidentes- que continúan las oportunidades para defraudar al Estado a través de la contratación pública de forma fraudulenta, porque la complicidad interna sigue activa y atractiva como cuando hicieron el primer intento y fueron premiados.

Contrario sería si la ciudadanía en democracia actuara con determinación como si fuéramos nosotros la ley de la eutanasia contra las malas prácticas políticas desde el cubículo electoral.

Considero que igual o mejor, evitaríamos el dolor impotente, infructuoso físico y psicológico de los que padecen la pobreza; defensa social-espiritual NO para "morir con dignidad", sino para vivir siempre con ella.

Y yo, como hombre comunicador, el que ha venido como primer colombiano proponente y sin tutela alguna, sino como una resurrección-emancipación ciudadana libremente compartida.

Que luego y conjuntamente democráticos seríamos los abogados defensores legítimos para castigar a la degeneración progresiva y, empezar la regeneración hacia un verdadero Estado Social de Derecho salva-vidas.

Este es Aquél que vino (....). Y el Espíritu es el que da testimonio, porque el Espíritu es la verdad. 1 Juan 5:6-12.

 

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