martes, 11 de agosto de 2020

CANTOS PARA LA JUSTICIA

Inevitable no comentar sobre el caso actual del senador Álvaro Uribe Vélez, y me apoyo en el comunicado de la corte y la reciente carta que ha emitido su señora esposa, Lina Moreno:

Las pruebas contra Uribe son “claras, inequívocas y concluyentes”: Corte Suprema. @elespectador conoció en su integridad la decisión de 1.554 páginas de la Sala de Instrucción del alto tribunal, en la cual quedaron en detalle las acciones que el senador y expresidente habría cometido para tratar de lograr que testigos no testificaran en su contra. Uribe actuó con “conciencia de la ilicitud”, dijo la Corte.

Y en un principio se había defendido que las actuaciones de su abogado, Cadena, en nada inferían en el juicio del senador, y lo que era inaudito, o es, es que, con el poder económico y político de Uribe Vélez, no habría ninguna justificación para contratar la defensa de abogados, que en su accionar se mueven en el “bajo mundo”. Pero en su fallo de detención domiciliaria, la Corte promulga que Uribe, es: “determinador de los hechos ilícitos”. Punto.

Y del comunicado de su esposa Lina, señora muy apreciada por su actuar prudente y abnegada a la popularidad, desde que fue la primera dama presidencial en los años que su esposo fue presidente de la Republica, lo predecible del comunicado, es que el fallo fue por más interés político que jurídico.

Lo otro predecible también ha estado en las actuaciones públicas en la abierta defensa del presidente Duque con respecto al mismo fallo de la Corte Suprema, su postura es un sello sesgado que va delineando a terminar su mandato de gobierno como si fuese solo el presidente de quienes lo eligieron en democracia. Contrario, la manifestación pública de un jefe de Estado, que ha estado en desacuerdo con los fallos judiciales, pero respetuoso de la separación de poderes, es que: no comparta el fallo, pero lo acate con determinación. Punto. 

Regreso a un segundo párrafo de la carta: La ausencia de un sentido espiritual que guíe los destinos del país y de todos nosotros. Y me detengo en este aparte de la carta: ausencia espiritual, yo en alusión a la carente humildad de los líderes de la actualidad política en Colombia, lideres “carismáticos” que considero, que antes de ser políticos, ya se formaron como creyentes, y luego pretenden ser ejemplos en los diferentes credos religiosos del país.

Y la ausencia espiritual no es porque los lideres tengan en su trasegar una historia impoluta de hechos políticos y públicos inequívocos. ¡NO! Es que reconozcan, como seres humanos, un posible mal actuar, pero que rectifiquen públicamente; porque acaso el legado del Rey David, al cual se sigue en la espiritualidad, su referente no es solamente al derrocar a Goliat, el enemigo de su pueblo; como humano, también erró y rectificó. Castigado no como autor material, sino al ser determinante en la muerte de uno de sus subalternos. Léase: 2 Samuel 12:7-9.

Pero acá, los líderes habitan la tierra de los “santos inocentes”. Y ahora congresistas quienes están en desacuerdo con los fallos judiciales contrarios a su interés personal y partidista, quieren acaloradamente otra reforma a la justicia.

Y mientras, por los delitos de cohecho, tráfico de influencias y delitos contra la participación democrática, al presuntamente realizar una oferta ilegal a un juez, la Corte Suprema de Justicia abrió investigación formal y llamó a indagatoria al senador, Pulgar Daza.

En la noche te desea mi alma, en verdad mi espíritu dentro de mí te busca con diligencia; porque cuando la tierra tiene conocimiento de tus juicios, aprenden justicia los habitantes del mundo. Isaías 26:9.

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