En vista del alargue de la confinación,
si hay una frase que debe superarla, ser aceptada y sumada a la célebre:
Quédate en casa; es: No te desesperes. Porque esta frase que es tan democrática
igual que el Covid-19, virus que es una amenaza intimidadora que ha llegado a
todos los estratos sociales del planeta.
Pero esta frase de consolación debe
ir acompañada de manera presencial por todos los actores de los gobiernos locales
en directriz del central; y el aliento a que no se desesperen las personas de
familias sin ningún recurso económico; de seguro, ellos que no tienen nada material
que perder, no se desesperarán si son atendidas sus necesidades confinadas en
el hambre.
Porque por los estratos más altos
de esta sociedad colombiana, según la queja de un Senador de la República,
costeño, y, una columnista de opinión, convergen en que los banqueros, siguen
siendo unos avaros, aún en medio de la pandemia del coronavirus.
Pero retrospectivamente, sin la
amenaza de ningún virus mortífero, la hermandad humana se tiñó de sangre en la
empuñadura de Caín sobre su propio hermano. Y si la insolidaridad de estos “avaros
bancarios” desciende de estos hechos, solo habrá esperanza de solidaridad sobre
los descendientes de Abel; léase en promesa: Hebreos 12:24.
Y siguiendo sobre la pandemia, ahora
el Sistema de la Salud en Colombia, que ha sido calificado como mejores
terceros en el mundo, pero yo aprovechando que estamos en hechos inéditos a
causa del virus; y si, así como los hombres de Nínive se levantarán para
condenar esta generación, en: Mateo 12:41, y metafóricamente en la fe, al
levantarse los caídos por los paseos de la muerte a causa de este sistema
degradado por corrupción, yo dejaría esta calificación a juicio de estas almas impunes.
Y entre otras consecuencias de
hechos atípicos causados por el Covid-19, algunos mandatarios locales fueron
vistos obligados por el miedo a la peste, a poner a paz y salvo el Sistema
nominal de la Salud; dieron prioridad de pagos, pensando ellos, que los
compromisos de deudas “urgentes” en los contratos adquiridos por clientelismo
de favores electorales, pueden esperar.
Y entre otras pruebas de fuego de
administración pública que he visto, sin duda, el conocimiento y la firmeza de
la alcaldesa de los bogotanos, es innegable, tiene los pensamientos
administrativos donde deben estar, en la salud, primeramente. Por ende, mi
reconocimiento a la causa. Y así como se dice popularmente, y no literal, tiene
los pantalones bien puestos.
Pero todos los cuestionamientos
hechos en este artículo, no son con un ánimo político contencioso pendenciero y
favorable como se ha hecho costumbre en la polarización política en todo el
territorio nacional; de ninguna manera.
Sino que con todo el sentido patriótico
benévolo hacia los más débiles; que, de todos los hechos públicos admirables han
hecho algunos mandatarios obligados por el miedo pandémico, que sin importar de
que partido político militan, ojalá su prioritaria gestión se quede en cada
minuta ética de la administración pública a la cual fueron elegidos. Y háganse siempre
del lado de los mas débiles de nuestra sociedad.
Porque de seguro, ya superado
esta crisis temeraria, si los compromisos electorales clientelista los “obligan”
a darle cumplimiento a la corrupción, díganles con toda la determinación de
temor, que la amenaza democrática y mortuoria del covid-19, moral y éticamente,
aún no se ha ido. ¡Aunque físicamente ustedes mientan!
Soy hecho a los débiles como
débil, por ganar a los débiles; a todos soy hecho todo, por hacer salvos a
todos. Y esto hago por causa del Evangelio, por hacerme juntamente participante
de él. 1 Corintios 9:22-23.
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