Se ha hablado bastante del caso
de Arias y su otrora programa estrella agrario y “social”: Agro Ingreso Seguro.
Ya el mal para los campesinos
estuvo hecho, y ellos quedaron como unas víctimas más, por eso me voy a entrar
en la parte del victimario; victimario que perdió su defensa en todas las
instancias institucionales del Estado colombiano, llámese: Fiscalía. Procuraduría.
Contraloría. Corte Suprema de Justicia. Y después de su fuga, fue devuelto en
extradición por la Justicia Gringa.
Arias es un antioqueño, pero sus
entramados hechos como sobresaliente ministro en su época, vincularon de manera
directa y fraudulenta a unas familias prestantes costeñas; por eso seguiré
indignándome de actos deshonrosos de nuestros "ilustres” coterráneos, y no
pararé hasta que los valores y principios humanos superen y sepulten ésta
reprochable realidad regional Caribe.
También de reproche nacional. Porque
ahora su cercano partido político gobiernista pretende presentar un proyecto de
ley con retroactividad jurídica a la medida que cobije al caso Arias. Es la
desigualdad jurídica proveniente de una defensa ideológica clasista.
Mientras nosotros, la muchedumbre
de los estratos sociales medios, conocemos de primera mano a gente cercana que
ha caído en desgracia por injusticias de la vida y de hacedores de la ley
misma; y para ellos nunca ha habido intenciones políticas y jurídicas ni de
segunda o tercera instancia que los defiendan.
Muchos en anonimato han estado y
aún padecen en las reclusiones intramurales injustamente y en condiciones infrahumanas,
de hombres y mujeres que han sido llevados a pagar condena dejando con dolor a
sus hijos desamparados afectiva y económicamente a la deriva de la vida, sin
techo, comida, salud y educación.
Celo con preocupación que
conciudadanos de este mismo estrato social, son incondicionales seguidores e
irrestrictos defensores de líderes y dirigentes políticos elitistas que
promulgan leyes cuando uno de sus cercanos se encuentra en dificultades
condenatorias de la justicia.
Pero somos un país con una
sociedad mayoritaria que busca incansablemente una transición al progreso
económico equitativo y una Reconciliación Nacional, excluyendo la lucha de
clases; pero no son, ni serán esta clase de dirigentes quienes salvaguardarán
nuestra esperanza; por su descarado e imparcial actuar. No son ellos la
esperanza ni el camino a seguir.
Don Quijote nos habla: ¿Qué
locura o desatino me lleva a nombrar las faltas ajenas, teniendo tanto que
comentar de las mías? Lo copié de un costeño tuitero.
Arias es hijo y ahora es padre de
familia; debe hacerse un auto cuestionamiento de que: ¿le falló a sus padres
por tanto sacrificio de ellos? y, de como ahora debe educar con dignidad,
autenticidad, paciencia y con ética a sus hijos en la consecución del éxito
profesional en el trabajo privado y aún más, en lo público, dónde se juegan los
intereses sociales y económicos de una muchedumbre.
Un llamado patriótico ¡Valiente
sería, que Arias haciendo honor al profesionalismo y su icónica
intelectualidad, haga un arrepentimiento público a falta de no haber obrado en
su glorioso pasado de una manera responsable con criterio ético!
Y que no siga manteniendo un
alegato infructuoso por una supuesta persecución política para justificar la
ideología de un sector político “mesiánico”. La vida cristiana bondadosamente
nos llama a todos a rectificar. Él está a tiempo.
Hebreos 9:15 Y por eso Él es el
mediador de un nuevo pacto, a fin de que habiendo tenido lugar una muerte para
la redención de las transgresiones -que se cometieron- bajo el primer pacto,
los que han sido llamados reciban la promesa de la herencia eterna.
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