Entre las costumbres
retóricas de fin de año está entre unos a otros desearnos la bendición de un
nuevo año lleno de dicha, felicidad y prosperidad. Y eso hace parte de las
propiedades de nobleza de la raza humana colombiana, entre otras cosas.
Porque nadie sabe el
destino de sí mismo y el de los demás año tras años. En donde es natural que
los temores de la humanidad sean contra la seguridad integral de su vida. La
salud. Su economía. Hallar y sostener su prosperidad.
Y como comunidad desde
1.819 hasta este 2.019, son 200 años de Independencia de una élite española
conquistadora y opresora libertada por Simón Bolívar; más aún pasados 200 años la
esclavitud económica y social no ha trascendido hacia el bienestar de nuestra
gente. Sucedió que pasó a manos de la opresión de un capitalismo criollo y
salvaje conmemorando ahora injustamente un bicentenario de desigualdad social.
Y esto surge y se
extiende de costumbres de gobierno en Colombia, que al inicio de cada año, con
los aumentos entre el reajuste del salario mínimo contra las reformas impositivas
que vienen siendo represivas para el proletariado y su familia.
Y según un control
político legislativo hay mucha benevolencia del actual gobierno para los más
pudientes en la reciente Reforma o “ley de financiamiento”, con beneficios
económicos para los de la clase empresarial elitista contra quienes generamos empleo
en pequeños negocios y por justicia social reajustamos salarios; pero que no
contamos con la generosidad astronómica y económica dada a los grandes
industriales y banqueros del país.
¿Y qué conmemoramos?
Diría esta generación que ha sufrido en carne propia el flagelo que causa su
pobreza, por el cual ellos no creen que una simple conmemoración del
Bicentenario, como quien saluda a la bandera, y con diplomáticos reconocimientos,
los van a liberar de la opresión de la injusticia social y su corrupción
enquistada que los mantienen sin consuelo.
Pero claro que debemos
aterrizar la fe y aprender de nuestra historia libertadora Bolivariana. Un Paso
crucial. Ya se le ha venido dando “sepultura” para quienes empuñaron las armas
para reconquistar el Estado.
Ahora entramos a un año
de ambiente electoral fundamental para libertar en democracia a nuestras regiones.
¡200 años! Ya los ciudadanos debemos tener criterio y responsabilidad como constituyentes
primarios con la capacidad intelectual y la libertad política para identificarlos
y eliminarlos en democracia.
En las urnas contra los
candidatos opresores criollos; estos serán entre otros: concejales, alcaldes, diputados
y gobernadores.
En mis escritos he sido
implacable contra todos los hechos de corrupción; por lo tanto uno obtiene en
la opinión un cierto reconocimiento de los más sufridos. Pero les digo que no
seré un Jonás, es decir, un abnegado al arrepentimiento del corrupto.
¡A tu oído mi lector! Esta
mi oración de fe para iniciar este año electoral: Salmo 109,1; Oráculo del
Señor a mi Señor; siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus
pies. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario