Yo creo que quienes le hemos
apostado en respaldo de opinión y de fe a este proceso de finalizar el
conflicto armado en Colombia con estos diálogos allá en la Habana; uno puede
sentir cierta confianza por la representatividad en el talante de templanza y de
prudencia del jefe negociador del gobierno Santos, Humberto De la Calle. ¡Que
resplandezca de parte del Espíritu Santo de Dios! la paciencia sabia y
necesaria para que esta oportunidad no desfallezca nuevamente. ¡Quiera Dios!
Igualmente quienes respaldamos
los diálogos, porque nos sentimos
excluidos de alguna manera de este modelo económico capitalista, no esperamos en
este Acuerdo la redención de una nueva doctrina económica que amplíe y mejore nuevas oportunidades económicas.
Si es que, de echarle toda la culpa por la
pobreza y la indigencia a las guerrillas colombianas. Guerrillas que
luego se volvieron narcoterroristas.
Porque de ninguna manera, no es
esta la oportunidad para la emancipación social para los más necesitados por
medio de un Acuerdo. Pero bajarle balas al conflicto. Que sean reparadas sus víctimas.
Y la no repetición del mismo; si es bastante para contar y soñar civilizada y democráticamente,
para alcanzar un mejor cambio socioeconómico a futuro, conjuntamente.
Un cambio que no necesariamente
es revestirse de político; no, es abrirle los ojos –literalmente- a la ciudadanía
para que conozca y defienda sus Derechos Constitucionales, porque luego de este
arduo trabajo, será mas fácil hacerse elegir en democracia. ¡Si de ayudar se
trata, lógicamente!
Ya en la práctica de nuestra
realidad, quienes tenemos experiencia y titularidad profesional –afortunadamente-
en el campo laboral del transporte de las cargas y el Comercio Exterior, este
proyecto del gobierno central, debemos de alguna manera positiva y
esperanzadora, respaldarlo en opinión y fe, también como los diálogos y su
postconflicto. Comparto:
El río Magdalena es referente
cultural de todo un país. Por eso, el proyecto que desde Cormagdalena estamos
impulsando es tan trascendental. Colombia se prepara para uno de los más
ambiciosos proyectos de infraestructura de este gobierno: nada más ni nada
menos que la recuperación de la navegabilidad del río Magdalena.
En el segundo semestre del
próximo año veremos planchones y remolcadores navegando de día y de noche,
moviendo millones de toneladas, llevando alegría con su paso por municipios
ubicados a las orillas del Magdalena, con la esperanza de que la economía que
existió antes de la década de los cincuenta del siglo pasado regrese a sus casas
y mejore sus condiciones de vida.
Más de diez puertos están
alistándose para iniciar sus construcciones, muchos en pequeños pueblos, que
van a observar cambios sustanciales en su economía. En sus territorios se
levantarán seis nuevos terminales fluviales con inversiones que superan los 280
millones de dólares y con empleos directos e indirectos para más de mil
personas.
La transformación también se
advertirá en el medioambiente: en la lucha contra el cambio climático, la
sustitución del transporte terrestre por el fluvial resulta ser la solución más
efectiva. Por: Augusto García Director ejecutivo de Cormagdalena.
Que somos unos privilegiados como
polos de desarrollo nosotros los habitantes de la Región Caribe por nuestras
ventajas comparativas para los negocios y el desarrollo de la economía nacional
de acuerdo a nuestra posición geográfica; paradoja, también pobremente
desventajados.
De nuestras regiones brotan
ilustres personajes en la política y la cosa pública como aporte central ¡pero!
Son más los corruptos, históricamente ¡La tristemente desventaja!
_Naciones, ármense de todo su
valor. Escucha, Israel, pueblo de Jacob, mi siervo, a quien yo he elegido,
pueblo descendiente de mi amigo Abraham. Vengan, para que hablemos de ese
asunto; vamos a reunirnos para discutirlo_ Profeta, Isaías, Cap. 41.
Saludo, Julio.
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