Luther King, el Gandhi afroamericano que hace 50 años, tuvo un sueño. La
fuerza de su oratoria despertó la conciencia de un país. Se cumple medio siglo
de su discurso. La década de 1960 fue un tiempo de grandes
transformaciones. Fue una época de sueños hechos realidad, como la llegada del
hombre a la Luna, de utopías juveniles como el mayo francés o la primavera de
Praga.
Pero también de pesadillas como
la amenaza nuclear y la crisis de los misiles. Fue la década en que surgió el
amor libre y la conciencia ecológica, mientras la televisión se convertía en el
medio de masas de la aldea global.
En este escenario, se produjo esa
extraordinaria cruzada a favor de los Derechos Civiles de los afroamericanos
liderados por un pastor baptista que proclamaba la no violencia, y hablaba de
sueños y tierras prometidas. Como una premonición, le había dicho a la multitud:
He visto la tierra prometida, pero es posible que no llegue ahí con ustedes.
Prensa.
El sueño de todo buen ciudadano colombiano es un consenso generalizado, como un pluralismo consolidado ensoñador de finiquitar
cesando la horrible noche de esta guerra, que generan las guerrillas, el narcotráfico
y el paramilitarismo. Y no menos ensoñador, hacerle el cierre definitivo de la corrupción
pública. Un ensueño en donde coinciden todos los buenos propósitos de un
ciudadano de bien. Acá, unánimente como verdaderos ciudadanos comprometidos con
nuestra Constitución, no existe disenso alguno.
Lo había anunciado antes con
respecto a la osadía del actual gobierno Santos, quien se había expuesto en un
limbo político de su credibilidad, ahora evidenciado con las revueltas de los
paros nacionales sobre necesidades apremiantes del Agro que han generado el declive
actual de su popularidad y desaprobación de su gobernabilidad.
Porque sentarse a negociar con
grupos insurgentes para garantizarles beneficios políticos y de justicia,
insurgentes quienes han venido masacrando en décadas a la población civil y,
directamente a estas generaciones de campesinos desplazados inescrupulosamente
por guerrillas y el paramilitarismo. Al mismo tiempo el campesinado requiere su
atención ante su crisis económica.
Momento crucial para el
presidente Santos el replanteamiento de sus políticas sociales: Ley de
Víctimas, Restitución de Tierras y de Regalías, pero que estas soluciones en el papel de la ley, le
lleguen tangiblemente para el bienestar de los campesinos, primeramente.
Momento crucial para ponerle el termómetro
de la verdad a su Unidad Nacional para comprobar el arribismo a la burocracia
de algunos de sus partidos miembros, o caso contrario, el acompañamiento unánime
sin abandonar el barco en plena tempestad política y social nacional.
Veamos mejor constructivamente en
medio de esta situación crítica de los levantamientos ciudadanos y de
campesinos contra este gobierno Santos, una posibilidad social democrática de
compromisos mutuos que sigan despertando la conciencia ciudadana y campesina
para el desvanecimiento leve pero consistentemente a estos modelos económicos
excluyentes del capitalismo salvaje traído en décadas.
El sueño de Luther King estuvo acompañado
de valentía y de la No violencia. No antes tuvo que derribar en su propia mente
la duda en medio de incertidumbres, pesadillas y de amenazas. Más no vio este
pastor la tierra prometida.
¡Son hoy por hoy nuestra gran
amenaza y pesadilla las guerrillas, el narcotráfico, el paramilitarismo y la corrupción colombiana,
pero no hoy más grande que nuestra valentía ciudadana! Y aun mejor, que la
fuerza de nuestra fe cristiana. ¡Así lo sueño igual que lo vivo!
_Yo instruiré a todos tus hijos,
todos ellos tendrán gran bienestar. La justicia te hará fuerte, quedarás libre
de opresión y miedo, el terror no volverá a inquietarte. El señor lo afirma_
Profeta Isaías, Cap. 54.
Saludo, Julio.
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