Vida y País de
contrastes. Porque nosotros los colombianos además de ser una de las sociedades
más violentas y desiguales socialmente en la región, pese a lo anteriormente vivido
y sufrido; ahora resulta que somos uno de los países más felices del Universo.
Entiéndase por felicidad: Estado de ánimo de la persona alegre y satisfecha por
la situación en la que vive. ¡Vaya contraste!
Los Más Felices,
titular de El Heraldo: Una institución del Reino Unido, la Fundación Nueva
Economía, en su índice Planeta Feliz 2012 destaca a Colombia como el tercer
país más feliz del mundo, después de Costa Rica y Vietnam. Entre tanto, un
estudio que ha causado un gran impacto como el realizado por Win-Gallup
International posiciona a Colombia como el país más feliz del mundo. El
presidente Santos ha dicho que este es un golpe a los pesimistas.
Pese a ser un
bendecido trabajador colombiano en
décadas continuas; y ahora un comunicador de la fe y sus buenos propósitos profesándola
en esta última década, discrepo en parte esta confusa felicidad social de
nosotros los colombianos.
Porque si esta
medición incluyen a esos vendedores ambulantes que a diario se desplazan en los
buses de servicio público, lánguidos en sus facciones y retóricos en sus
discursos en el penoso portafolio del rebusque, quienes no gozan de un salario,
de un derecho a la salud y una esperanza de pensionarse algún día de su agitada
existencia; tendríamos que preocuparnos, aun mas por ellos.
Porque quienes
entendemos que el futuro de un País Institucionalmente Democrático y Participativo
a toda la ciudadanía; es precisamente, la libertad, la voluntad y el conocimiento que todo ciudadano debe
tener y ejercer, para postular deliberadamente a sus gobernantes públicos. ¡Más
dudo! Que la infelicidad entre sus necesidades básicas insatisfechas, lleguen
con transparencia a los comicios electorales a elegir con conocimiento de
causa.
Pero la noticia
que en particular nos regocija es que a Barranquilla se le estime como la
ciudad más feliz del país. El tema da para extendidas y seguramente
controversiales discusiones pues sobrevendría válidamente el debate acerca de
qué entendemos por felicidad. No faltará quien diga que una ciudad con tantas
carencias y necesidades no puede declararse feliz, y podría argumentarse que es
probable que estemos igualando felicidad con conformismo. El editorialista.
Valga aclaración
más certera sobre de que como País y como Regiones nos debe preocupar que la
ciudadanía no tenga la capacidad de entendimiento en el discernir entre lo que
es el conformismo social, con la gratitud de ser feliz, por el solo hecho de
tener vida y salud.
A saber que
nuestro Establecimiento de Estado Social de Derecho siga sin la defensa fundada
en el respeto de la dignidad humana, en el trabajo y la solidaridad de las personas
que la integran y en la prevalencia del interés general. La cual solo se
defenderá insoslayable y previamente derrotando al abstencionismo y al
comprador de la conciencia electoral del ciudadano colombiano. Casos de la
historia regional de la
Costa Caribe , en donde el bandido electoral, literalmente
pesca en el rio revuelto, del hambre y la miseria. En esta discrepa amañada
felicidad.
_Desde el cielo,
Dios mira a los hombres para ver si hay alguien con entendimiento, alguien que
busque a Dios. ¡Ojalá que del monte Sión venga la salvación de Israel! Cuando
el Señor haga cambiar la suerte de su pueblo, se alegrarán los descendientes de
Jacob, todo el pueblo de Israel_ Salmo 53.
Insistiremos los
ciudadanos demócratas. Defendiendo de alguna manera representativa y general. Que la defensa a la Institucionalidad
del Estado, empieza en las urnas electorales. ¡Ojo al bandido!
Saludo, Julio.
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