domingo, 18 de noviembre de 2012

PARA EL QUE CREE


Opinar en medio de la guerra sobre la consecución futurista de una posible conciliación social dejándose llevar, o mejor dicho, apoyándose de la fe, puede uno correr dos riesgos inminentes: Primeramente, no estar sintonizado u actualizado con ciertos temas en el pragmatismo de la cruda realidad del conflicto bélico; y seguidamente, ¿Quién? quiere escuchar reflexiones o dejarse guiar por algo incierto por venir.
Apoyándome de algo dicho en el artículo anterior sobre que nuestra conmemoración Bicentenaria de la Batalla de Boyacá próximamente para el año 2019, podríamos, como sociedad tener un panorama posconflicto de acuerdo a los signos de los tiempos vividos; y de que esto consigo mismo trae cambios de aptitudes vistas en el presente gobierno colombiano  y de cierta parte de los líderes de las  guerrillas para la dejación de las armas por parte de estos individuos, y, de garantizarles en el presente futuro en el juego de la democracia una participación política por parte del gobierno.
Si hay algo reciente que tiene coherencia con lo que este creyente escribe y cree, es esta posición pacifista del presidente Santos. Porque lo que se debe visionar es que la capacitación de la ciudadanía le permita en su saber y entender, el  no permitirle al  indolente cuerpo gobernante, su indiferencia frente a tantas necesidades básicas insatisfechas de la gran mayoría del territorio nacional. Para  entonces, ser útil, y velar por la construcción de un Estado Social de Derecho.
Esta es la coherencia según lo dicho Santos en la prensa: El mandatario aprovechó su discurso para enviarles un mensaje a las Farc: Si ustedes quieren hacer política, les damos todo el espacio, pero sin armas, sin violencia. Conversemos a ver cómo hacemos esa transición, para que ustedes puedan dejar sus armas, incorporarse a la vida civil y hacer política.
Y luego agregó: Cuando estén haciendo política con las garantías que da la democracia, ahí ya podremos discutir y el pueblo será el que decida si nacionalizan las empresas petroleras o si se prohíbe la inversión extranjera. Pero no vamos a renunciar a nada de eso en el proceso de búsqueda de fin del conflicto.
Como me muevo -creo que lo hace todo realismo creyente- entre lo divino y lo humano; revisé en el primer capítulo de Josué y encontré unas recomendaciones pertinentes para quienes pretendemos ser parte de la transición de la vida personal y comunitaria; como es, entrar y permanecer en la historia de la humanidad como lo hizo este Josué en el pasado pueblo de Dios. Y porque no, como Bolívar, en la hazaña más reciente y conmemorable de nuestra historia latina.
Esto en el primer capítulo de Josué: _ Lo único que te pido es que tengas mucho valor y firmeza, y que cumplas toda la ley que mi siervo Moisés te dio. Cúmplela al pie de la letra para que te vaya bien en todo lo que hagas. Repite siempre lo que dice el libro de la ley de Dios, y medita en él  de día y de noche, para que hagas siempre lo que éste ordena. Así todo lo que hagas te saldrá bien. Yo soy quien te manda que tengas valor y firmeza. No tengas miedo ni te desanimes porque yo, tu Señor y Dios, estaré contigo dondequiera que vayas_
Yo vería, para ese tiempo del posconflicto del cual anhelamos creyentes y no creyentes, a título personal y a interés de la familia, la terminación profesional académica de mis dos hijos mayores, titularse como todo sueño juvenil. Mas ellos teniendo un panorama laboral muy diferente al desolador y depresivo para los profesionales presentes. ¡Para Creer!
Saludos, Julio.

1 comentario:

  1. Amigo Julio, cuando hay voluntad de diálogo por la paz,lo primero que deben pactar es una tregua, es decir, un cese al fuego,de lo contrario, es una pérdida de tiempo y dinero. No es posible que estén hablando de paz y las partes sigan haciendo la guerra sucia.Esto es señal de la falta de seriedad de las partes y la escasa formación espiritual que poseen. Por sus frutos deducirás.

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