domingo, 9 de septiembre de 2012

LA DEMOCRACIA-EL PUEBLO


Mi niña, que próximamente cumplirá edad de mayor, saliéndose de la tangente quizás, para no seguir leyendo mis artículos en mi Blog, hace un par de años le manifestó a su mamá, que mi problema social era que yo pretendía cambiar al mundo con lo que estaba escribiendo. Razonable mi niña, ya próxima –Bendito Dios- una nueva ciudadana entre esta alterada sociedad colombiana.
Uno de los temas esenciales entre las familias, es indiscutiblemente el tema económico. El clan mío, no es la excepción. Y las justificaciones entre madre e hijos son válidas de que se requieren cambios laborales que permitan mejores dividendos económicos según nuestras cualidades, actitudes y virtudes.
Creo que este es el sentir colombiano de muchos profesionales universitarios, tecnólogos  y técnicos que de alguna manera se han visto frustrado todas sus aspiraciones laborales a falta de oportunidades laborales, o de emprendimiento empresarial para salir adelante según los conocimientos adquiridos; hoy, una debacle social ante la crisis de este mundo globalizado.
Pero como se dice sabia y sagradamente que la desesperación es mala consejera. Traigo a colación este penoso episodio en la vida de un compatriota involucrado con el facilismo y peligrosísimo negocio del narcoterrorismo. El estigma generalizado ilegal y criminal de la comunidad internacional con el solo hecho de haber nacido y criado en esta nación colombiana, empleadora industrial nacional del narcotráfico.
Sea este desaforado caso de fracaso socio familiar colombiano como para entrar en reflexión. En una cárcel federal del estado de Virginia, Estados Unidos, de uniforme azul, en una celda fría y pequeña, esperando su condena pasa sus días el general retirado Mauricio Santoyo. A través de un vidrio con un intercomunicador dos veces por semana recibe la visita de su mamá, sus tres hijos y su esposa.
Los encuentros tienen una duración estricta de 30 minutos, los miércoles y los sábados. En los últimos días, junto con su abogado Óscar Rodríguez, decidió llegar a un acuerdo con la justicia norteamericana para mermar su pena, garantizando la protección de su familia, pero rehusándose a aceptar cargos por narcotráfico. Prensa. Dice un dicho: Que la vida es como el mar, no se queda con nada.
_Tras la gloria me enviará él a las naciones que os despojaron; porque el que os toca, toca la niña de su ojo. Canta y alégrate, hija de Sion; porque he aquí vengo, y moraré en medio de ti, ha dicho el Señor. Y se unirán muchas naciones al Señor en aquel día, y me serán por pueblo, y moraré en medio de ti; y entonces conocerás, que el Señor me ha enviado a ti. Poseerá a Judá su heredad en la tierra santa, y escogerá aún a Jerusalén_ Zacarías, profeta.
Nos tenemos que mover entre el escepticismo histórico y un optimismo no triunfalista acerca de  los aproximados diálogos de paz entre el gobierno Santos y la guerrilla de las Farc, y que al parecer, podría estar el ELN.  La Democracia es al parecer unos de los anhelos conciliadores entre las partes, se corrobora con el discurso retórico de Timochenko para dar inicio al proceso.
Y están los detractores del gobierno preocupados porque lleguen los cabecillas de estas guerrillas al Congreso de la República.
Mas lo dijo Abelardo de la Espriella en su columna anterior: cuantos Timochenkos no hay en este Congreso, que aunque no levanten un fusil para herir a la población civil, si lo hacen con el desangramiento literal de su dignidad, robándoles la inversión social en la educación y la salud.
Exhorto yo a mi niña. Próxima ciudadana. A involucrase de democracia. Nuestro mayor aporte a la Defensa Nacional.
Saludo, Julio. 

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