El contenido de este titular no
es el mismo desde el inicio de su titularidad; no obstante, su finalidad será
la misma.
Se borró en su totalidad y se modifica
su título a propósito de una reciente visita a mi tierra natal, Sabanalarga,
Atlántico, con su intención de irnos en familia a uno de sus corregimientos, La
Peña, para saborear un buen pescado y disfrutar de su malecón.
Desde su cronología de la visita
la vista contemplaba la situación socio económica entre el Municipio y su
Corregimiento, denotando un leve mejoramiento de cierta infraestructura social,
pero también distancia del mismo subdesarrollo de uno con el otro, y entre
ambos, juntando similitudes de su idiosincrasia y también de pobreza entre sus
habitantes.
Y ya de regreso al pueblo, en
contertulia con los amigos en donde el tema grueso para esta ocasión fue el
ambiente político electoral que se está viviendo en dicha localidad y sus
alrededores.
Nada nuevo que copiar o de
admiración democrática. Porque siguen las diatribas ocultas de cómo se van
analizando y creando las alianzas electorales. Unos para seguir con el poder. Otros
para volver. Y un tercer elemento para entrar a gobernar pero utilizando las
mismas artimañas de siempre.
Y si entre Municipios y
Corregimientos hay distancias en su lento desarrollo; existe dentro del mismo
Estado colombiano años luz entre sus mismos departamentos de como se llega al
poder vía elección popular.
Denótese en su reciente historia de
cómo un gobernante llega al poder con más libertad política en Antioquia y
Cundinamarca en comparación con este Departamento del Atlántico que hay iguales
o peores en prácticas fraudulentas y de constreñimiento electoral.
Acá la realidad se cuenta sola,
no veremos a un aspirante caminando calle por calle, sin bandera partidista que
lo haga más fuerte y creíble ni de cara a cara buscando como su único objetivo
esencial el apoyo libre en las urnas. Acá todo tiene un precio. Y el que no lo
tenga. Se lo buscan.
Es, por ende, que el costo de una
campaña política electoral, puede ser astronómicamente cuantiosa en gastos en
estos Municipios y Corregimientos costeños en comparación con una campaña a un
cargo de la Ciudad o del Departamento de otra Región.
Y de acá, el recobro de la
recuperación invertida, ya siendo gobernantes, con el clientelismo y la
corrupción negociada, se deleitan impunemente.
Y la solución en la democracia
local y regional suele ser una quimera, que dice ser: Sueño o ilusión que es
producto de la imaginación y que se anhela o se persigue pese a ser muy
improbable que se realice.
¿Pero no son estos escándalos
silenciosos los que oprimen a un pueblo creyente? ¿Y es esta misma opresión,
guardando las proporciones y lugares de los hechos, en donde la sangre de Abel
gime por justicia?
Consejo papal: Todo abuso es
siempre una monstruosidad. En la justificada rabia de la gente, la Iglesia ve
el reflejo de la ira de Dios. Tenemos el deber de escuchar atentamente este
grito silencioso.
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