sábado, 20 de abril de 2013

ESCRIBIENDO LA NUEVA HISTORIA



Sufro repugnancias provenientes por una elección popular de un alcalde, como deben estar sintiendo también frustración muchos ciudadanos habitantes del municipio de Soledad Atlántico. Ahora que su alcalde actual, y algunos súbditos de su administración, están siendo requeridos por un Ente de Control disciplinario, por presuntas irregularidades en cinco procesos contractuales.
Repugno porque soy uno de los tantos, no, habitantes de esta tierra costeña que conoce casi de palmo las gravísimas calamidades sociales que padecen nuestros coterráneos soledeños. Uno creería que en su reciente historial sobre su administración pública, hubiesen los soledeños haber cometido un pecado capital, para tener que padecer tanta desidia y corrupción rampante, de una mala administración tras la otra.
Pero no es de extrañarse ya que semejante desidia administrativa y corrupción viven cientos de municipios en Colombia; siendo Soledad Atlántico, madre y padre a la vez. Cuna corruptible de esta región y de la nación. Ni las Diez plagas de Egipto, parecieran ser suficientes para librarlos de tanta indolencia de quienes la han venido saqueando, parapolíticamente. ¡Vergonzosamente!
En esta tierra municipal costeña, como en otras regiones, han de negociar delincuencialmente algunos candidatos para ganar las elecciones de Concejos y Alcaldía; se conoce de parapolíticos condenados e inhabilitados para ejercer cargos públicos; que pese a esto, manejan para sus intereses personales y electorales partidistas, las inversiones municipales de la salud y la educación.
Salmo, 119. _Felices los que atienden a sus mandatos y le buscan de corazón. Tú has ordenado que tus preceptos se cumplan estrictamente.  No tendré de qué avergonzarme cuando atienda a todos tus mandamientos ¡Quiero cumplir tus leyes! ¡No me abandones jamás!_
Sin salirme del tema, traigo a colación apartes de un trabajo periodístico de la prensa El Tiempo, con Título: Hijos de un militar y de líder de la UP, aliados por la paz. Siendo ellos: José Uscátegui, conservador, y José Antequera, militante izquierdista, quienes vienen pidiendo espacio político para los jóvenes.
Dos cartas hicieron que estos jóvenes, desde sus orillas, luchen juntos. Los dos se llaman José, son la viva estampa de sus padres y los dos han tenido que construir su vida en medio de las páginas de dolor que se han escrito en el conflicto, el mismo que ahora los acerca.
Pero son distintos. José  Uscátegui, hijo de militar de alto rango, el general Uscátegui –condenado a 37 años de cárcel por omisión en la incursión de ‘paras’ en la masacre de Mapiripán–, y José Antequera, hijo del líder de la Unión Patriótica, José Antequera, asesinado en 1.989 por orden de los paramilitares.
Uscátegui, es hoy el secretario de Relaciones Internacionales del Partido Conservador, y ha seguido una vida regida por la educación militar. Antequera es asesor del Centro de Memoria, Paz y Reconciliación, que busca procesos de diálogo y paz. Prensa.
La esperanza de los pueblos reposa en la juventud mental y espiritual de sus habitantes sin ninguna acepción cronológica de quienes la habitan. Aguarda en la memoria histórica colombiana, mucho sufrimiento consumido por mártires e injusticias de esta guerra fratricida; guerra que viene dejando tantos hijos huérfanos.
Mas son jóvenes que no han sucumbido para seguir un legado de lucha, por su libertad, el orden y la justicia. Reconciliándose como en Unidad ante las adversas situaciones de sus padres. ¡Ejemplarizantes sus iniciativas pacifistas pluralistas!
No consideraría menester pasar por el Congreso de la República para escribir la Nueva Historia Política colombiana. Ni afanarse tampoco en la elección de Gobiernos reformistas. Menester que los Entes de Control actúen en pleno ejercicio preventivo con justicia. ¡Cuando el pueblo! antes, ha sido engañado por la delincuencia  corruptible disfrazada de democracia.
Saludo, Julio

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