Sufro repugnancias provenientes por una elección popular de un alcalde,
como deben estar sintiendo también frustración muchos ciudadanos habitantes del
municipio de Soledad Atlántico. Ahora que su alcalde actual, y algunos súbditos
de su administración, están siendo requeridos por un Ente de Control
disciplinario, por presuntas irregularidades en cinco procesos contractuales.
Repugno porque soy uno de los tantos, no, habitantes de esta tierra
costeña que conoce casi de palmo las gravísimas calamidades sociales que
padecen nuestros coterráneos soledeños. Uno creería que en su reciente historial
sobre su administración pública, hubiesen los soledeños haber cometido un
pecado capital, para tener que padecer tanta desidia y corrupción rampante, de una
mala administración tras la otra.
Pero no es de extrañarse ya que semejante desidia administrativa y
corrupción viven cientos de municipios en Colombia; siendo Soledad Atlántico,
madre y padre a la vez. Cuna corruptible de esta región y de la nación. Ni las
Diez plagas de Egipto, parecieran ser suficientes para librarlos de tanta
indolencia de quienes la han venido saqueando, parapolíticamente.
¡Vergonzosamente!
En esta tierra municipal costeña, como en otras regiones, han de negociar
delincuencialmente algunos candidatos para ganar las elecciones de Concejos y
Alcaldía; se conoce de parapolíticos condenados e inhabilitados para ejercer
cargos públicos; que pese a esto, manejan para sus intereses personales y electorales
partidistas, las inversiones municipales de la salud y la educación.
Salmo, 119. _Felices los que
atienden a sus mandatos y le buscan de corazón. Tú has ordenado que tus
preceptos se cumplan estrictamente. No
tendré de qué avergonzarme cuando atienda a todos tus mandamientos ¡Quiero cumplir
tus leyes! ¡No me abandones jamás!_
Sin salirme del tema, traigo a colación apartes de un trabajo periodístico
de la prensa El Tiempo, con Título: Hijos de un militar y de líder de la UP,
aliados por la paz. Siendo ellos: José Uscátegui, conservador, y José
Antequera, militante izquierdista, quienes vienen pidiendo espacio político para
los jóvenes.
Dos cartas hicieron que estos jóvenes, desde sus orillas, luchen juntos. Los
dos se llaman José, son la viva estampa de sus padres y los dos han tenido que
construir su vida en medio de las páginas de dolor que se han escrito en el
conflicto, el mismo que ahora los acerca.
Pero son distintos. José Uscátegui, hijo de militar de alto rango, el
general Uscátegui –condenado a 37 años de cárcel por omisión en la incursión de
‘paras’ en la masacre de Mapiripán–, y José Antequera, hijo del líder de la
Unión Patriótica, José Antequera, asesinado en 1.989 por orden de los
paramilitares.
Uscátegui, es hoy el secretario
de Relaciones Internacionales del Partido Conservador, y ha seguido una vida
regida por la educación militar. Antequera es asesor del Centro de Memoria, Paz
y Reconciliación, que busca procesos de diálogo y paz. Prensa.
La esperanza de los pueblos
reposa en la juventud mental y espiritual de sus habitantes sin ninguna acepción
cronológica de quienes la habitan. Aguarda en la memoria histórica colombiana, mucho
sufrimiento consumido por mártires e injusticias de esta guerra fratricida;
guerra que viene dejando tantos hijos huérfanos.
Mas son jóvenes que no han
sucumbido para seguir un legado de lucha, por su libertad, el orden y la justicia.
Reconciliándose como en Unidad ante las adversas situaciones de sus padres. ¡Ejemplarizantes
sus iniciativas pacifistas pluralistas!
No consideraría menester pasar
por el Congreso de la República para escribir la Nueva Historia Política
colombiana. Ni afanarse tampoco en la elección de Gobiernos reformistas. Menester
que los Entes de Control actúen en pleno ejercicio preventivo con justicia.
¡Cuando el pueblo! antes, ha sido engañado por la delincuencia corruptible disfrazada de democracia.
Saludo, Julio
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