miércoles, 11 de enero de 2012

CIEN AÑOS DE GRATITUD

Haciéndole apología desde la literatura hacia la paz; y desde titulares de novelas hacia artículos de opinión pública. Y finalmente desde una perspectiva de lo negativo hacia lo positivo, ya que el más grande escritor contemporáneo de la lengua castellana, Gabriel García Márquez se inmortalizó en aporte esencial a la literatura en tres grandes obras literarias y, yo emulando un sentimiento social de paz desde un bajo perfil casi desconocido. Inverso a lo que Gabo escribió:
El Coronel No Tiene Quien Le Escriba; y yo, Colombia Tiene Quien Le Escriba; él, Crónica De Una Muerte Anunciada; y yo, Crónica Para Una Vida Ideal; y él, Cien Años De Soledad; y en estos instantes me procesa la mente y me hace mella este artículo de: Cien Años De Gratitud.
Encontré en el diccionario el Pequeño Larousse la definición de la palabra gratitud y se define como: Sentimiento de estima y reconocimiento que una persona siente hacia otra que le ha hecho un favor o servicio, y a la que desea corresponder. Dadle a la vida lo que le corresponde. Digo yo.
Ser una persona gratificante con el solo hecho de tener vida en este valle de la muerte y de conocidas y raras enfermedades por doquier, mas aun todavía, convivir diariamente con miles de intolerantes. Individuos que materializan las barbaries de terrorismo e insensibilidad social hacia y desde su propia comunidad que a diario raya en el miedo hasta gratuidad de homicidios, hurtos y toda serie de peligros ambulantes que desarticulan la tranquilidad y la confianza por su inseguridad. A la colombiana, indeseablemente. Y por eso, mayor gratitud a la vida, ¡por supuesto!
_ Venid y volvamos a Jehová; porque él arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará. Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él_. Véase. Oseas, cap. 6, 1-2.
Es probable, y así lo es, que me haya tocado la animación cristiana hacia la vida en el lado más dispendioso y de poca dualidad –armar rancho constructivo con los políticos y los religiosos a la vez- para poder avanzar desde nuestros sentimientos mortuorios por un deber histórico y hasta necesario como mortales, el morirse cualquier repentino día, y en donde, las probabilidades de vida son más escasas que posibles, por aquello del desamparo estatal de justicia y el de convivir con violentos que siegan la vida gratuita e instantáneamente, y hasta con corruptos, que la hacen disimuladamente también la tarea, cuando se hurtan los recursos económicos que van destinados a lo social, a los más necesitados, de la cual son casi la totalidad del territorio poblacional colombiano. Pero como dijo el Papa: Que Dios muestre su poder. No hay otra fórmula.
Y como dice un viejo adagio popular; tocó bailar con la más fea. Como es el hablarle y el escribirle a la gente para propender la actitud y la cultura en la conservación de la vida y de desarticular los sentimientos y los hechos de muerte, en el hallar consensos entre los políticos y los religiosos para que moderada, lúcida, racional y sensiblemente se articulen las leyes Constitucional de Estado que como República justa, nos compete.
Me he quedado corto con este artículo en la dimensión del ser humano hacia lo justo y desde la pretensión de una longevidad sagradamente manifestada en Apocalipsis capitulo 20, 6. Pero ilustro un coqueteo ideológico del mandatario actual de nosotros los colombianos en donde constantemente recita a que hay que pensar en grande, pensando lo impensable; y sin pensar paradójicamente, este articulo lo reta también, con respeto, y, santificadamente. Desde luego.

Saludo, Julio.

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