jueves, 6 de enero de 2011

TIEMPOS DEPRESIVOS

En la víspera del año nuevo comencé a leer un nuevo libro titulado: Cómo Alejar La Depresión, la Tristeza y el Mal Genio. Manifiesta el libro en uno de sus inicios que los especialistas en el tema saben que la peor época del año en cuanto a depresiones es la que sigue a las fiestas de Navidad y de Año Nuevo.
Suelen ser proféticas estas manifestaciones para quienes pasaron la Navidad y comenzaron el Año Nuevo, familias completas víctimas de los embates de la naturaleza que inundaron sus viviendas por las olas invernales en todo el territorio del país, más concretamente las zonas aledañas ribereñas, muy seguidamente la depresión se surtió a los asalariados colombianos ante el paupérrimo aumento del salario mínimo para el año 2011 en la lánguida suma diaria de unos 584 pesos. Aquí donde la matemática del gobierno basados en las cifras de inflación y productividad, riñen con la cruda realidad y ante todo mágica realidad de la supervivencia de miles de familias colombianas. Inicios de la Depresión financiera familiar y social, año 2011.
Frente a los embates de la naturaleza en contra de las familias más desprotegidas de esta Nación, versus, los embates de los análisis aritméticos del gobierno para decretar el salario mínimo antes mencionados. Cabria la frase oratoria, pero depresiva de Jesús en el Huerto de los Olivos; diciendo también muchos de los damnificados arriba mencionados: Padre, si es posible, aparta de nosotros este cáliz de amargura sobre la manera de cómo sobrevivir entre miles y miles de colombianos, los más sufridos, ante todo. Porque mientras no se respete y se cuide ambientalmente nuestros ecosistemas y no se haga equidad en los planes de desarrollo en todo el país, y, mientras la corrupción haga sus estragos en la contratación pública y toda la inversión social. Hágase la cruda voluntad de la naturaleza, y la de los gobiernos, desafortunadamente también.
Luego, el panorama para este año nuevo se vislumbra con notables acciones del gobierno para enfrentar la emergencia social, anunciando el gerente del Fondo de Calamidades a través de las autoridades departamentales para la distribución de alimentos, servicios de salud, arriendos y la construcción de albergues para los damnificados en la cuantiosa suma inicial de un billón de pesos.
Pero luego suele la prensa local hacer pública una denuncia de uno de los alcaldes municipales de esta Región Caribe afectados por la tragedia invernal; denunciando este que: senadores de la República están patrocinando el tráfico de influencias ante las ayudas humanitarias destinadas a las poblaciones afectadas del sur del Atlántico. Se dice de candidatos y ex candidatos que quieren influenciar a propósito de la víspera contienda electoral política a efectuarse en octubre próximo.
Ante estos casos suelen salir predicciones, diagnósticos y formulaciones de desasosiego de la débil y mentirosa democracia colombiana, en donde las artimañas del tráfico de influencias poco o nada le aportan a la llamada unidad nacional que predica el gobierno nacional, y mucho menos, legisladores no comprometidos con la prosperidad democrática ante sala del mismo gobierno.
Mas recomienda este libro que estoy leyendo que se debe tener en cuenta positivamente que: La peor bancarrota es el desánimo y la tristeza. El más grande protector es Dios. Y. El conocimiento más útil es… leer la Biblia.
Y que el Espíritu de este Dios, despresurice nuestra depresión; digo yo.
Saludo. Julio.

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