miércoles, 19 de enero de 2011

El pequeño diccionario Larousse define como Beatificar: Declarar el papa que alguien, de virtudes previamente calificadas, goza de eterna bienaventuranza y se le puede dar culto. Y define Canon: Cosa que se considera perfecta en su género, en especial la figura humana de proporciones ideales. Correlaciono las anteriores definiciones ante la primicia vaticana de declarar al popular pontífice Juan Pablo II como Beato próximamente, oficializándolo como venerable siervo de Dios, título dado a una persona muerta en la que se ha comprobado en su legado de vida terrenal dándole testimonio de sus virtudes heroicas. Lo que es atado o desatado en la tierra será tenido en cuenta en el cielo. Declara el Evangelio al cuerpo de la dirigencia en la Iglesia que Cristo y el Espíritu de Dios dirigen. Una decisión y exhortación misteriosa e incontrovertible. Sencillamente.
Lo racionalmente controvertible son mis ideales de querer en virtud ciudadana equiparar una cosa de otra en dos asuntos históricamente controvertibles, y es como si quisiera lograr la concertación entre el gato y el ratón, en síntesis; conjugar en un solo verbo de servicio comunitario la ley política con la Sagrada sin desdibujar su doctrina social la una de la otra.
Una invención irracional teniendo en cuenta los interés de lo uno con lo otro ¡hoy! Invención ciencia ficción.
_Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias. Y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas_. En II Timoteo, Cap. 4, 3-4.
Sabemos que a lo largo y ancho de la historia las concupiscencias son recíprocas tanto en las religiones como en las esferas políticas. Ahora, ¿cuál de los dos nefastos resultados ha habido más detrimento doctrinaria y socialmente para la comunidad a la cual se dirige? ¿Será la vida en su tiempo de justicia más permisivo entre lo uno y lo otro sin importar su rol social comunitario? Controvertida sus definiciones, pero en sí, reflexivas.
Entiendo. No será hoy el tiempo propicio para abrir un debate. Más me abrigue Dios en su palabra de la Paciencia Doctrinaria.
Pero es que la Mega Pobreza en Colombia no admite una beatificación política –honor imaginario- para los mártires idealistas caídos durante toda la historia sangrienta por las concupiscencias políticas, ante sucesos criminales previos en la confrontación pre o pos electoral, sino que se requiere incontrovertiblemente en la inmediación de los tiempos, canonizar –sana suposición- la vida política entre quienes con virtudes velan a diario por el bienestar y la dignidad de muchos desprotegidos y mendigos a causa del desamparo ante el Estado colombiano.
Desde luego que los buenos propósitos que trato de plasmar sobre la necesidad de tener Beatos Políticos, no es para beneficios a personas en particular o institucional, menos será mi intención de llevarlos a los estrados constitucionales a prueba y fuego del Senado de la República de Colombia, sino a exhortarnos con espíritu y actitud competitiva sana dentro de los conceptos y comportamientos personales y sociales en la intrínseca virtud moral humana.
Sencillamente materializar la palabra Canon: Que es una proporción de la figura humana ideal y perfecta en su género.
Mucho antes hay que entrar a una constante, estimulante y perpetua pedagogía a una comunidad ciudadana idealizada por ejercer sus compromisos constitucionales de velar, premiando o castigando el comportamiento de quienes hayan sido elegidos democráticamente para proteger sus bienes materiales y hasta morales ante la ley y la justicia.
Empero, irracionalmente la malicia, la traición y la tradición política, impiden cualquier sueño beatico en su género.
Saludo, Julio.

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