domingo, 20 de junio de 2010

PENSANDO PERDIENDO

Quedó aplazado por 4 o quizás 8 años, debido a las modificaciones constitucionales en la contienda democrática que permite la reelección presidencial, derrotado la ola verde y de paso aplazando nuestros anhelos, sueños y conquistas de trabajar en administraciones públicas en donde la base de la cultura sea la legalidad y que los recursos son imperativos de sagrados para la inversión social, en donde hubiese sido la cartera ministerial de la educación pública el mayor propulsor del desarrollo humano, habiendo sostenido y mejorando la seguridad nacional, por supuesto.
Un ambulante vendedor de lápices se acercó a mi casa ofreciéndome sus productos, después de su discurso de venta, le dije: no gracias en la próxima. Salió mas deprimido que cuando llegó, le noté en su rostro. ¿Me pregunté?, ¿este Man habrá ejercido su deber democrático, será uno de los nuestros que le apuntamos al cambio comprendiendo que la corrupción secuestra las oportunidades laborales y educativas de nuestra sociedad, o será uno de los que le apuntaron a la continuación del gobierno, aún mas, será un abstemio, apolítico y aburrido del montón de personas abstencionistas en Colombia?
Me niego a creer que estas dificultades hacen parte de aquellos que según la palabra de Dios se exhortan en: dichosos los pobres, porque ellos heredarán el Reino de los cielos; pobres literalmente a causa de falta de mejores y mayores oportunidades pese a vivir en un país con excelentes recursos naturales y un potencial de recursos humanos por explotar, en su buen sentido de la palabra.
Indiscutiblemente que dentro del llamado a la unidad nacional se encuentran personalidades que representan un talante de probidad y eficiencia pública que le darán continuidad a la Seguridad Democrática, luego son minorías ante el llamado y la avalancha de simpatizantes que representan el apetito intestinal burocrático de la vieja política partidista en Colombia, conflicto que deberán sortear –tan fácil de discernir, y tan complejo de segregar al ilegal pero de gran cuota electoral- para cumplir compromisos de gobierno y no reelegir escándalos conocidos de clientelismo. Y que la llamada unidad nacional tampoco sea una réplica de la antigua oligarquía del Frente Nacional.
Debo confesar que guardo un conflicto mental entre la impotencia, la desdicha y pasados anhelos; seguiré guardando en mi brazo derecho una manilla de Compromiso Ciudadano por Colombia y una segunda del Partido Verde, esto como queriéndome recordar a diario que hubo una vez un entusiasmo independiente y colectivo que despertó en un ambiente político electoral sano como una descontaminación en contra de la amañada forma de hacer política sin amarres electorales que ejercen las maquinarias, sin picardía y sin atajos, sino que decente y coherentemente sin comprar un voto ni a un líder, y se soñó con una multitud ciudadana como única alianza electoral. Igualmente que se cometieron errores estratégicos y que se desbordó en un triunfalismo anticipado a causa de las encuestas electorales del momento.
Dentro de todas las falencias inherentes en los seres humanos, confieso que el código emocional del desánimo hace parte de mi personalidad. Pero en el poco tiempo de la experiencia espiritual he recuperado y mantenido los valores y principios, y la moralidad y la conciencia reposan en paz ante cualquier juicio. Para mi consuelo.
Para servirle al trabajo público en su prédica y su práctica me he referenciado en la sencilla Vida y Obra de José hijo de Jacob, el cual sostuvo su credibilidad incluso ante situaciones adversas a sus convicciones, y con dones y talentos fue bendecido y coadyuvó con asertividad en su época a la gobernación en el país de los egipcios.
Pese a mi código personalizado de desánimo, me niego a creer que sea imperioso el emigrar de nuestro país para poder realizar sueños cumpliendo con la legalidad y poniendo a consideración nuestros conocimientos, ganas y valor a favor de lo público.
Pensando Perdiendo, como a manera de consuelo un pensamiento optimista: No es grande el que triunfa, sino aquel que nunca se desanima.
Saludo. Julio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario