RESUCITAR A LA
CIUDADANÍA
Estuve haciendo algunas
comparaciones y diferencias viendo y oyendo varias entrevistas por los grandes
medios de comunicación nacional al exconvicto colombiano, Carlos Lehder; comparaciones
porque ahora somos colegas al haber publicado ambos un libro, él manifiesta que
ahora vive económicamente de las regalías como escritor; difiero, porque no es
mi caso actualmente.
Después de ser un activista
político ideológico en su vida como narcotraficante, Lehder ahora en su ocaso,
no tiene intenciones de participar en la política en Colombia; contrariamente
yo cumplo 25 años, y prosigo como librepensador opinando sobre este
incomprendido tema social.
En algunos pasajes de la
entrevista, Lehder después de haber purgado una pena de 33 años -la edad de
Cristo, que llaman-, pide a los colombianos menos estigmatización a su pasado
criminal en la resocialización de su vida.
Noté en medio de las entrevistas
hablar como si fuese una persona creyente cristiana; de ser así, al leer el
Evangelio de Cristo, le recomendaría el pasaje de la conversión de Saulo a
Pablo de Tarso en Hechos de los apóstoles, capítulo 9.
Estamos de acuerdo en que la
extradición de colombianos debe ser abolida; no obstante, sobre la situación
judicial de impunidad en la que se encuentra postrado el país, de solo
proponerlo ya es un hecho inconveniente e inviable, por ahora.
Con tantas series televisivas
sacadas de la producción delictiva que los miembros del narcotráfico en
Colombia generan, puede que lo relatado en el libro de Lehder sea muy
predecible.
Ahora bien, para entrar en
materia sobre la titularidad de esta crónica dominical que coincidirá su
publicación virtual con la conmemoración de la Iglesia Católica sobre la
Resurrección de Cristo, pienso que:
Para que en el invaluable arte de
las letras no sean los libros más atractivos para adquirir y leer los que
cuenten la ignominiosa historia de los narcotraficantes de nuestro país, se
debe persistir en el arte de la cultura de la civilidad de la cual,
honrosamente yo hago parte como autor de un texto cívico.
En: Esta es mi fe, mi primer
libro, en su diversidad de contenido, no sólo están documentados las malas
prácticas de la política y la administración pública de hechos ocurridos a lo
largo y ancho de la nación, también hay propuestas para las buenas prácticas de
estas mismas actividades públicas.
Lehder defiende la no
extradición, yo en una columna de opinión que hace parte del compendio de mi
libro, propongo que los jueces municipales tengan una connotación de poder de
justicia como un magistrado de las Altas Cortes.
Es decir, que si en mi
municipalidad, un habitante instala una denuncia porque le robaron una gallina,
en días, a más tardar semanas, se investigue y se haga justicia contra el
victimario y reparación a la víctima y, así sea con todos los delitos causados
menores o mayores ocurridos en cada jurisdicción territorial.
Empero, difícil es entrar en
razón a mis conciudadanos sobre la importancia de exigirle al unísono a
gobernantes y legisladores que trabajen en comunión de la fe que suelen
profesar la mayoría.
Luego así, logren mitigar
comúnmente las necesidades básicas insatisfechas de millares de colombianos
sedientos de una justicia social, pero esta labor independiente es una
comprobada tarea ciudadana mía malqueriente, por ahora.
Mateo 23:37 dice: (...) "¡Cuántas
veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de
las alas, y no quisiste!".