Se me hace perpetuamente
imposible en la mente al día de hoy, y desde antes para ser más pragmático y
sincero, que generadores de masas ideológicas políticas y sociales con gran
poder de convocatoria, tomen como referencia estas narraciones, cuestionamientos,
peticiones, sugerencias y demás sentimientos emanados desde mi fe teísta.
Porque desde la obviedad algunas
veces podría escribir párrafos que incentiven y se acentúen con su lucha
social, y en otros casos, contrariando su credo tradicional político y su
convención militante.
En verdad como ciudadano,
entiendo toda lógica desapasionada contra mis escritos. Como también, siento fuerza
de la oración en muchos.
Por otra parte, pero yo diría que
por la misma línea social mía de hallar justicia en nuestras comunidades sin
mirar a quien la verdad fuese favorable o condenatoria; hay ahora quienes esperan
buenas noticias desde el Consejo Nacional Electoral sobre la petición de
devolverles la personaría jurídica al Nuevo Liberalismo.
Y quienes no militamos en ningún
partido político, y de paso no somos indolentes con el derramamiento histórico
de la sangre de quienes defendieron con determinación contra el terrorismo del narcotráfico
infiltrado en la política nacional.
Recordar a estos mártires sociales
y, a quienes de alguna manera orientaron su férreo discurso político contra
toda corrupción estatal, inclusive con autocritica partidista, como debe ser.
Ahora nosotros los ciudadanos
libremente debemos velar por la reivindicación de estos y todos los ideales de
valentía épica.
Pero errarían a esta historia
quienes hoy pretendan enarbolar las banderas antes mencionadas emulando o
permitiendo el ingreso de cualquier caudillismo mesiánico y populista imponente
hoy en la política nacional.
Contrario. Si con paciencia,
prudencia y sabiduría esperan el surgimiento de nuevos líderes regionales para
el adoctrinamiento de la lucha de estas pequeñas causas sociales locales, que
se deben ejercer con rigor en los debates de control político en los concejos
municipales y las asambleas departamentales, en la administración de los
alcaldes y gobernadores.
Ese es el lugar y el punto del
resurgimiento de la credibilidad y la confianza hacia nuestras instituciones
estatales, desde acá, de nuestras regiones, para esa Colombia rural. La históricamente
marginada.
Hago solicitud pública y de buena
fe, a bien de muchos que sufren por la indolencia y la desidia histórica que ha
marcado dolor y sufrimiento en muchas personas y familias, que, de acuerdo a la
Región, así sufre la Colombia rural.
Pido en la fe que Aquella
estrella Divina que orientó en el lejano Oriente a esos Reyes “Magos” (sabios)
a encontrar el nacimiento de la luz del mundo; a que ahora renazca su esplendor
para este oscuro Occidente Continental, e ilumine nuestra democracia y, en cada
Región de la Patria el ciudadano libremente pueda discernir el bien y el mal de
cada candidato, su grupo de trabajo electoral y la coalición política a escoger.
¡Esto! Antes de llorar sobre la histórica
leche derramada.
Juan 3,27: Respondió el
evangelista; Nadie puede tomarse algo para sí, si no se lo dan desde el cielo.