En hora buena, para animación mía.
Habiendo recibido el domingo anterior un email del propio Ernesto McCausland, director
de edición del prestigioso Diario del Caribe colombiano, como lo es El Heraldo, quien se tomó la molestia de enviarme un mensaje de animación de
que siga adelante con el trabajo de mi
Blog, porque ha resultado en las últimas columnas un ascenso en las visitas
virtuales en elheraldo.com. ¡Gracias amigo!
En hora buena también fue la
posición de seguir siendo un animador más de la ciudadanía, y que algunos
lectores no me vieran como un posible candidato a cualquier cargo público a
través del plebiscito en el juego de la democracia nacional. Porque generalizadamente
estigmatizamos a quienes de alguna manera buscan una participación democrática con
el apoyo de la ciudadanía y, más aun, hacerlo a través de un partido político y,
si es de tradición mucho mas lo estigmatizamos.
En hora buena existe en estos
momentos un amago de reconciliación nacional a través de las negociaciones del
gobierno y las guerrillas; cosa que es certidumbre para mi fe; ¿por qué? Porque
por allá por el año de 1.999 en pleno enamoramiento de las sagradas Escrituras fue escandalizada mi mente con eso de que: en
los postreros tiempos serian puesto en mi mente las leyes de Dios y, luego
escritas en mi corazón como reza en su palabra. Por ende, amigos lectores, los
voy a escandalizar a ustedes.
En el principio en los tiempos de
esclavitud del pueblo de Israel –pueblo de Dios- a Moisés le entregaron los
mandamientos para regir a ese pueblo escandalizado en el pecado. Luego, cronológicamente
a nuestro libertador Simón Bolívar le fue bendita su espada y su coraje para
aquella inmemorable e insuperable Gesta libertadora territorial a través de las armas y la ideología
misma de liderar y congregar a los más valientes guerreros. Ahora, en hora
buena, tiene la ciudadanía como plenipotenciario reviviéndose en el
conocimiento y cumplimiento de esto:
_La calidad de ciudadano en
ejercicio es condición previa e indispensable para ejercer el derecho de sufragio, para ser elegido y para
desempeñar cargos públicos que lleven anexa autoridad y jurisdicción_ Capítulo II; artículo 99, de la Constitución Política
de Colombia.
_Quien también nos ha declarado vuestro
amor en el Espíritu. Por lo cual también nosotros, desde el día que
lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del
conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, para que andéis como es digno del Señor,
agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento
de Dios.
Fortalecidos con todo poder,
conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad; con gozo dando gracias al Padre que nos hizo
aptos para participar de la herencia de los siervos en luz; el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas,
y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el
perdón de pecados_ Colosenses, Cap. 3.
Creo como muchos colombianos
pacifistas que la solución no es la suma de las fuerzas guerreristas, mas aun
si es nuestra propia sangre la que se riega en el vejestorio escenario de la
guerra fratricida e histórica nuestra. Como tampoco el debilitamiento de las
Fuerzas Armadas esperando la buena voluntad manifiesta en el discurso
guerrerista de los guerrilleros; ¡No! Estos tiempos muestran sabiduría e
inteligencia espiritual que nos conduzcan a la fraternidad; primeramente, en la
reconciliación colombiana entre los Padre hacia los Hijo y, viceversa.
En
hora buena también. No es tiempo del caudillismo ideológico. Solo. Animación ciudadana.Saludo, Julio.